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(6) El amor no es la respuesta cap. 5

A medida que el tiempo transcurría, las cosas cambiaban constantemente, y para Han Seo, tener una mente con acceso a recuerdos que aún no sucedían le había permitido alcanzar un nivel nunca antes visto. Era como si pudiera anticipar el futuro, y esa habilidad lo había llevado a tomar decisiones que transformaron su vida y su entorno.


Incluso Han Yeo, un Alfa experto en negocios, quedó impresionado cuando recibió el informe de cierre de año en su escritorio. La mirada de asombro en su rostro era inconfundible. En tan solo cinco meses, la compañía reflejaba una curva financiera impresionante en el gráfico, un ascenso que parecía casi milagroso. Los números hablaban por sí mismos, y el crecimiento exponencial era evidente.


Además, el valor de las acciones había subido inesperadamente y se mantuvo al alza durante todo ese tiempo, desafiando las expectativas del mercado. Han Seo había logrado lo que muchos consideraban imposible, y la admiración de Han Yeo era un testimonio del impacto que su visión y estrategia habían tenido en la empresa. Sin embargo, a pesar del éxito, una sombra de inquietud lo seguía, recordándole que el futuro era incierto y que cada decisión que tomaba podía tener repercusiones inesperadas.


Conforme la compañía crecía, también lo hacían las horas de trabajo, y la presión se volvía cada vez más abrumadora. Esa noche, después de llegar muy tarde a casa, el presidente Han Yeo dudó por primera vez en su vida si realmente debía entrar por esa puerta. La luz tenue del vestíbulo iluminaba su figura cansada, y por un momento, se sintió atrapado entre el deber y el deseo de escapar.


Después de reflexionar un poco más, se dio cuenta de que no había otra opción; huir definitivamente empeoraría la situación. La responsabilidad que llevaba sobre sus hombros era una carga que no podía ignorar. El peso del estrés caía sobre él como una losa pesada y opresiva, aplastando su espíritu y llenando su mente de dudas.


— ¡Han Yeo So! ¡¿Cómo te atreves a olvidar la hora de la cena?! ¡¿Sabes cuánto tiempo me tomó prepararla?! ¡¿Olvidaste cómo se usa el teléfono?!


— Yo… No… Cariño… No es lo que piensas… Cof, cof. Pero… Han Seo programó una reunión inesperada —respondió Han Yeo, su voz temblando mientras intentaba justificar su ausencia.


Los ojos de Han Seo se abrieron de par en par, dirigidos hacia su padre con una mezcla de sorpresa y temor. La sensación de incredulidad se apoderó de él mientras intentaba asimilar las palabras que acababan de salir de la boca del hombre ante él. ¿Cómo podía su propio padre usarlo como chivo expiatorio para controlar la ira de su madre? La traición se sentía como un puñal en su pecho.


— ¡Han Yeo So! ¿Cómo te atreves a inculpar a mi hijo?... Han Seo puede cenar… Mientras tanto, papá tendrá que pensar en sus errores. ¿Cómo puedes usar a tu propio hijo para justificar tu adicción al trabajo?


La madre de Han Seo lo recibió con una sonrisa dulce y acogedora, una fachada que contrastaba con la tensión palpable en el aire. Han Seo luchó por reprimir la risa que amenazaba con escapar de sus labios, sintiendo que la situación era casi surrealista. Al entrar en su casa, notó cómo la personalidad de todos cambiaba rápidamente, como si un interruptor se hubiera activado.


Aquella mujer reservada y educada, elogiada por su belleza e inteligencia, se transformaba en una persona firme al reprender a uno de los hombres más ricos del mundo. Su voz, antes suave y melodiosa, ahora resonaba con autoridad, y cada palabra que pronunciaba parecía tener el poder de desmantelar la imagen de poder que había construido.


Pero eso no importaba para ella. Como si ambos se despojaran de sus títulos y estatus social, discutieron con pasión y sinceridad. Han Seo había sido testigo de ese comportamiento natural entre sus padres desde pequeño, donde sus defectos y virtudes no eran puestos a prueba. 


Para él, era normal crecer en un ambiente donde ambos se elogiaban y apoyaban en momentos difíciles. Pero en ese momento, su corazón se retorció ante la comparación con su propio matrimonio. '¿Por qué nunca pudo ser así nuestro matrimonio?' Cuando se casó con Kim Jiwoo, realmente tenía la intención de hacer un buen papel como esposo. Sin embargo, Han Seo no podía recordar algún momento feliz de recién casados juntos. Comenzó a cuestionarse su papel en el pasado: ¿era realmente un buen esposo? Su mente comenzó a confundirse mientras trataba de recordar cualquier detalle de esa época, pero sólo podía confirmar que definitivamente no había sido un buen marido.


‘Si ya era un hecho la ruina de la familia Kim… ¿Por qué no tuve interés en escuchar a Kim Jinwoo?...’


Han Seo suspiró profundamente. En realidad… su matrimonio era un contrato que no tenía ninguna utilidad para ellos. 


Kim Jinwoo nunca tuvo un ciclo de celo y cuando llegó el ciclo de Rut, Han Seo tenía recuerdos fragmentados de esa noche, Kim Jinwoo se negó a hablar sobre eso… Por lo que nunca supo qué pasó.


‘Fue una situación inesperada, pero jamás imaginé haber dejado embarazado a Jinwoo y mucho menos pensé enterarme cuatro meses después… ¿Qué clase de bastardo se deslinda de la responsabilidad de su Omega embarazado de su hijo?’ 



“… Busca un lugar donde quedarte lo más pronto posible”. 


La ira ardía dentro de Han Seo, furioso por haber vivido en una mentira durante dos largos años. El hombre frente a él no era un simple Omega dominante como había creído, sino algo mucho más oscuro y peligroso. Eso era una explicación bastante convincente para la sensación de traición que recorría su cuerpo en ese momento. Su mirada desafiante se clavó en el rostro de aquel impostor mientras trataba de procesar la verdad cruel que acababa de descubrir.


— No hay bebés… Porque no hay un espacio adecuado para ellos, un Omega recesivo no es mejor que un Beta… Y eso explica la ausencia de un ciclo de celo durante todo este tiempo. Jinwoo, no tienes a donde correr… Entonces, ¿Qué mentira dirás para hacerme creer lo contrario?”


Sin embargo, Jinwoo no abrió la boca para hablar. Su cuerpo estaba rígido y su piel temblaba de miedo. Sus ojos se negaron a levantarse del piso, como si contener su mirada en algún lugar seguro pudiera protegerlo de lo que estaba por venir.


— ¿Es así?... ¿Te quedas callado porque tengo la razón?... Un Omega que no es más que un mueble, una estatua… ¿Ni siquiera tienes sentimientos por mi? ¿Engañas a tu cónyuge y ahora no tienes nada que decir?


Han Seo estaba consumido por la decepción y la furia.


— Entonces, vamos a divorciarnos… No quiero estar con una persona tan ruin como tú, no es como si existieran sentimientos entre nosotros, mis abogados se pondrán en contacto y entre más pronto encuentres un lugar para quedarte… mejor. 


Han Seo estaba seguro de los sentimientos de Jinwoo, y en ese momento no había dudado en absoluto. Ambos eran jóvenes y no había una impronta entre ellos. Pero si continuaba con ese matrimonio, sería como ignorar el hecho de que le habían mentido, no solo a él, sino a toda la familia Han.


Era algo imperdonable. Los ojos de Han Seo se llenaron de dolor y decepción mientras contemplaba la decisión que tenía que tomar. 


La brisa suave acariciaba su rostro, pero él apenas lo notaba, perdido en sus pensamientos sobre cómo enfrentar esta situación. El cielo azul cristalino se extendía ante él, pero su mente estaba nublada por las emociones encontradas. Aquel lugar solía ser su refugio, pero ahora solo sentía una opresión en el pecho al pensar en la traición de Jinwoo. Sus pies se hundían en la hierba verde bajo sus zapatos mientras caminaba en círculos, tratando de encontrar una solución. Finalmente, dejó escapar un suspiro cansado y cerró los ojos brevemente antes de seguir su camino hacia el destino inevitable.


Por un momento fugaz, Jinwoo levantó sus ojos y ambas miradas se encontraron. Los ojos de Han Seo se encontraron con los de Jinwoo, pero en lugar de encontrar la cálida emoción que solían transmitir, solo vio vacío y oscuridad. Un escalofrío recorrió su espalda, como si hubiera sido tocado por una fuerza sobrenatural. Era como si el alma de Jinwoo hubiera sido reemplazada por un cascarón vacío e impersonal.


— No hagas nada imprudente, encuentra un lugar a donde mudarse lo más pronto posible, y limita el contacto conmigo de ahora en adelante. Cualquier pretensión que necesite, contacta al secretario Sujin.


Después de estar frente a Jinwoo durante casi una hora, finalmente las palabras comenzaban a salir de su boca.


— ... Si.


Fue el único susurro que escuchó, después de eso, su boca permaneció sellada y no volvió a moverse.


‘¡Maldición!’


Han Seo salió de la residencia esa noche. Era una sensación de repulsión la que sentía al ver a ese hombre en ese momento. 


El divorcio ya estaba arreglado por lo que ahora, eran simplemente extraños, enemigos, seres que vivirán en lados opuestos del mundo.


[Bip, bip, bip.]


Un zumbido interrumpió el silencio en el coche de Han Seo mientras atravesaba las concurridas calles del distrito urbano. Mientras conducía hacia su apartamento, sintió la vibración de su teléfono móvil en el bolsillo y lo sacó para revisar la pantalla. Una llamada entrante parpadea en la pantalla. Con un suspiro, decidió contestar mientras se detenía en un semáforo en rojo.


¿Hola?


— Tae Jun, es demasiado tarde para una llamada ¿Todo está bien?


Esa es mi pregunta… ¿Estás bien Han Seo? ¿Pudiste enfrentar al estafador?


— No puedes confiar en alguien que miente.


Lo sé… Lo lamento por Han Seo, debe de ser difícil para ti. Conseguí un regalo, es el vino que le gusta a Han Seo, pensé que podría animarte un poco, vine a tu apartamento pero aún no regresas. ¿Lo dejamos para otro momento?


— Ja ja ja, Tae Jun siempre es amable, estaré pronto allí, ¿puedes esperar un poco? te daré el código de acceso para que no tengas que esperar afuera. 


Está bien, esperaré por Han Seo, regresa con precaución 


— Gracias.


La llamada a través del dispositivo de comunicación inalámbrico dejó a Han Seo con una sensación reconfortante. Tae Jun, el hijo de una familia que había sido amiga de la familia Han desde generaciones,  recientemente regresó del extranjero, era como un rayo de sol en días nublados. A menudo se reunían durante sus viajes de negocios a Estados Unidos y pasaban un corto pero significativo tiempo recordando su época escolar.


Tae Jun era una persona carismática y elocuente, siempre rodeado de risas y mostrando un aura serena, pero brillante. Era todo lo contrario a su ahora exesposo. Deslizando suavemente el volante de su sedán negro, Han Seo regresó al apartamento, dejándose envolver por los sonidos de la ciudad mientras conducía. El tráfico era ruidoso y caótico, pero el corazón de Han Seo estaba tranquilo y contento después de hablar con su amigo querido.


Su corazón se sintió un poco pesado al pensar en una separación, sería la primera vez que un Alfa de la familia Han pasaba por un proceso de divorcio. Y estaba preocupado por el impacto que esto tendría en sus padres. 


Ellos no parecían tener problema alguno con Jinwoo, en ese momento recordó que su madre en ocasiones salía con él. ¿Por qué tendría que salir con una persona que no puede interactuar con alguien más?


En el momento que Han Seo abrió la puerta del apartamento, un fragante aroma lo envolvió. Parecía el aroma de un ramen. 


— Oh, llegaste un poco antes.


Las palabras brotaron de los labios de un joven apuesto, con el cabello oscuro como la noche y la piel blanca como porcelana. Su delantal blanco estaba manchado con salpicaduras de sopa y fideos que sostenía en un cuenco caliente. Al escuchar su voz melodiosa, el corazón de Han Seo vibró en su pecho, como si las palabras hubieran sido una nota musical perfectamente afinada para él. 


— Estoy en casa. 


— Bienvenido a casa. 


Las palabras que siempre había anhelado oír finalmente salieron de unos labios que no eran los que mis oídos deseaban .


Tae Jun le sonrió con ternura, sus ojos eran brillantes y estaban llenos de amor. Una suave brisa sopló a través de su cabello, trayendo consigo el aroma dulce del jazmín. Los rayos del sol se filtraron a través de las nubes, creando un halo en torno a la figura de Tae Jun mientras se acercaba a él. Cada paso que daba parecía ser guiado por la melodía del viento y todo su ser irradiaba felicidad. Y en ese momento, en medio de aquel paisaje idílico, Han Seo supo sin lugar a dudas que ese era el momento que había estado esperando toda su vida junto a Jinwoo.


— Puse el vino en el refrigerador. No estaba seguro de si ya habías cenado, así que todo lo que pude hacer fue preparar un poco de ramen. 


— Está bien, huele delicioso.


— Me alegra, toma asiento, te serviré una copa en unos momentos.


Con un suspiro cansado, Han Seo se dejó caer sobre la silla de madera y aflojó su rígida corbata con cuidado. Sus ojos seguían fijos en la silueta de Tae Jun, sentado a pocos metros de distancia.


Con elegancia innata, Tae Jun colocó dos copas de cristal tallado en la mesa de madera pulida. El vino tinto, importado directamente de las viñas más prestigiosas del mundo, se derramaba hasta el borde, prometiendo un sabor y aroma exquisitos. Mientras tanto, Han Seo contemplaba con admiración cómo su amigo manejaba todo con facilidad y gracia. Juntos, deleitaron sus paladares con el tentador aroma y el sabor robusto del ramen casero que Tae Jun había preparado para ellos. En medio de la tranquilidad y el silencio que envolvía la habitación, los dos amigos compartieron una comida reconfortante mientras conversaban sobre sus vidas, como si estuvieran en un oasis privado lejos del frenesí del mundo exterior.


— Come algo antes de beber, el alcohol es malo para un estómago vacío.


— ¿Es así?... No puedo ser grosero y rechazarlo ¿cierto?


— Ja ja ja. Han Seo es muy amable, come un poco y después bebe.


El delicioso aroma a caldo y fideos recién cocidos llenaba la pequeña cocina mientras Han Seo sorbía con delicadeza su ramen. El sabor salado explotó en su paladar, trayendo consigo una sensación desagradable. A pesar de la tentación de decir algo, decidió guardar silencio y disfrutar del plato que le había preparado su amigo de la infancia. Luego, se sirvió una copa de vino tinto para acompañar.


— ¿Cómo resultó? ¿Pudiste hablar con tu esposo?


— Me he divorciado, realmente no hubo mucho de qué hablar. ¿Qué puede decir alguien que fue descubierto?


— Lamento mucho que Han Seo tuviera que enterarse por mi causa, no quiero ser el causante de una pelea entre ustedes…. Lo siento mucho.


— No, no es culpa de Tae Jun… Al contrario, estoy agradecido. Cuando algo va mal, lo mejor es detenerse y solucionar el problema… El acuerdo de divorcio es solo una formalidad.


Los ojos de Tae Jun se abrieron de par en par y su mirada formó una expresión de sorpresa.


— ¿Han Seo, entonces… ¿Ya estás divorciado? Eso es… Algo inesperado. ¿Estás seguro? Si es porque estás enojado, puedes pensarlo mejor con la cabeza fría.


— No es una decisión precipitada, ya estaba pensando en eso desde hace un tiempo, el matrimonio debe de ser algo cálido, lleno de momentos construidos por la confianza, no algo contractual.


— ¿Es así?... Déjame servir más vino 


Con un gesto elegante, Tae Jun tomó la copa de cristal tallado semivacía que reposaba entre ellos y la levantó, llenándola con un profundo y rojizo vino. Escuchó el suave tintineo del líquido al caer en la copa, como una melodía agradable para sus oídos. Han Seo sonrió y aceptó la nueva bebida, agradecido por su gesto generoso y amistoso. La luz de las velas iluminaba su rostro, revelando su piel perfectamente delineada y los delicados rasgos de su amigo. El aroma del vino se mezclaba con el cálido ambiente de la habitación, creando un aura de relajación y camaradería entre ellos. 


— Pero eso ya no importa, Tae Jun vino desde América, ¿Qué te trajo a Corea?


— Oh, bueno… Vine a cumplir mi sueño.


— Nunca me dijiste que vendrías, pudimos haber regresado juntos. 


— Lo sé, pero quería que fuera una sorpresa.


La expresión radiante de Tae Jun era como un sol en pleno esplendor, iluminando su rostro con una sonrisa brillante que irradiaba felicidad y calidez. Han Seo, por primera vez, se dio cuenta de la verdadera belleza de Tae Jun, no solo en su apariencia sino también en su personalidad encantadora y amable, con quien podía conversar horas sin cansarse. Siempre era así, su presencia traía una sensación de paz y alegría al mismo tiempo. 


— Gracias por la comida, ¿tienes una reservación de hotel? El apartamento tiene varias habitaciones, puedes usar la que más te acomode.


— Esa es una buena idea, agradezco la hospitalidad de Han Seo, trataré de no ser un invitado molesto.


— Si hay algo que necesites, hazlo saber, me adelantaré a tomar una ducha, ten un buen descanso. 


— Tú también y no te preocupes, me haré cargo de esto. Es mi aportación por ser un invitado 


— Gracias.


 ***


A pesar de tener un chorro de agua fría cayendo sobre su cuerpo, una sensación de calor parecía envolverlo. Era algo que no había sentido en mucho tiempo, y su fecha de Rut aún estaba lejos.


Han Seo miró a la bestia entre sus piernas, notando cómo se erguía con firmeza sin entender por qué aparecía en ese momento. El agua seguía cayendo sobre su piel, que se eriza y tiembla ligeramente. Pero el calor que lo rodeaba era más intenso que el frío del agua.


— Vamos amigo, no es buen momento… Agh. 


Han Seo dejó escapar un pequeño gemido, sus caderas se movieron ligeramente hacia adelante mientras continuaba frotando su escogido pilar contra la superficie áspera de sus dedos. Sintió que se acercaba al clímax, su respiración se agitaba en anticipación de la liberación. Podía sentir el sabor cobrizo de su propia sangre en el fondo de su garganta por morder tan fuerte, pero solo sirvió para aumentar su excitación.


Cerrando los ojos, se imaginó la imagen de sus dedos envolviendo la base de su miembro, deslizándose sin esfuerzo hacia arriba y hacia abajo sobre la piel resbaladiza. El sonido de su líquido preseminal húmedo y pegajoso goteando sobre el piso frío llenó la habitación, resonando en sus oídos. Y justo cuando pensó que no podía soportarlo más, todo su cuerpo se estremeció de éxtasis.


Un espeso chorro de líquido blanco y caliente salió disparado de la punta de su pene, salpicando contra la pared detrás de él. Dejó escapar un gemido largo y prolongado mientras oleadas de placer lo estremecieron.


Cuando finalmente bajó de su estado de euforia, abrió los ojos y encontró su realidad.


Lentamente, extendió la mano para cerrar la ducha y el agua se disipó lentamente a su alrededor mientras caminaba.


‘Ah… Más… Por favor… Ahhh’. 


En ese momento su mente recuperó un recuerdo perdido…


Un par de nalgas redondas y empapadas de sudor llenaron su visión mientras contemplaba ansiosamente la sensual escena que tenía ante sí. La imagen era tan vívida que estaba seguro de que no podía haber sido un mero producto de su imaginación. Permitiendo que la secuencia avanzara en su mente, Han Seo pudo percibir cada detalle de la situación. Incluso creyó poder oler y sentir el calor que emanaba del cuerpo seductor que se encontraba frente a él, con cada curva invitando a la exploración. El pecho plano y firme se movía al ritmo de su respiración, acelerada por la anticipación.


Recién había presenciado cómo una mano delicada y decidida se deslizaba por el cuerpo sudoroso, bajando lentamente hacia la zona íntima. El joven se inclinó ligeramente hacia adelante, apoyándose en sus manos mientras separaba sus muslos y exponía su trasero. Han Seo observó cómo los glúteos se abrían lentamente, revelando un orificio brillante y húmedo que palpaba con deseo.


El dedo índice de la mano comenzó a explorar ese orificio con ternura, acariciándolo con pequeños movimientos circulares que le provocaron jadeos y gemidos de placer. El delicado cuerpo arqueó su espalda al sentir las sensaciones placenteras recorriendo su cuerpo. 


En ese momento, Han Seo pudo sentir cómo su lengua se agitaba con intensidad, reviviendo el instante en el que se había adentrado en aquel cálido y húmedo espacio íntimo. Se había arrodillado con decisión, haciendo a un lado la delicada ropa interior que cubría las piernas temblorosas de su amante. Mientras respiraba profundamente, inhalando el dulce aroma del deseo, sus dedos acariciaron la piel erizada y se deslizaron a través de los tersos pliegues.


Sin dudarlo, su lengua se sumergió en aquel paraíso henchido de placer, recorriendo cada pliegue y rincón con ansiedad, disfrutando del sabor agridulce que inundaba sus papilas gustativas. 


Sus manos firmes y decididas sujetaban las caderas de su pareja, mientras sus dedos se entrelazaron en una danza frenética de pasión.


Los gemidos y jadeos apenas contenidos llenaban la habitación, resonando en sus oídos como una melodía de éxtasis. Cada vez que su lengua golpeaba con precisión el agujero ya hinchado y palpitante, podía sentir cómo su amante arqueaba la espalda y apretaba aún más sus manos contra las sábanas. Las piernas temblorosas rodearon su cabeza, invitándolo a continuar con aquella exploración insaciable.


Han Seo se aferró con mayor intensidad a su presa, lanzándose sin miedo al abismo del placer que había descubierto en aquel acto carnal. Con cada lamida y succión desenfrenada de aquella suculenta miel, se adentraba más y más en un mundo donde sólo existían sus lenguas entrelazadas y los estremecimientos de sus cuerpos.


‘Tu feromona… Me lastima… ¡Ahhhhh!’


Sintiendo el latido de su miembro, visualizó en su mente cómo su erección se hundía en el rosado agujero. El calor era tan real que parecía que estaba experimentando ese momento nuevamente.


Sus dedos recorrieron los contornos de su pene, sintiendo que se movía en su mano. Besó sus labios suavemente, deslizando su lengua sobre sus dientes en una caricia sensual. 


Él lo penetró con fuerza y ​​su pene golpeó contra sus paredes húmedas. El sonido de sus cuerpos al chocar llenó el aire, acompañado de sus respiraciones entrecortadas y gemidos de placer. Las manos de su amante agarraron su pecho, sus uñas se clavaron en su carne mientras se frotaba contra él.


Él se inclinó y le pellizcó los pezones, provocando escalofríos de placer por todo su cuerpo. Su amante arqueó la espalda y su agujero se apretó con fuerza contra su pene mientras sentía que el orgasmo crecía en su interior.


Sus cuerpos entrelazados, sudorosos y resbaladizos, se quedaron allí un momento, disfrutando del resplandor de su pasión. Sus corazones latían al unísono, al mismo ritmo.


— Ah. 


— ¿Quién eres?.... Maldición…


El aroma que era recordado por sus fosas nasales era tan dulce que lo embriagaba de nuevo a pesar de ser solo un recuerdo. 


La sensación era tan real que su pene estaba completamente empapado en líquido blanquecino. 


‘Ahhh, cariño…. ¡Ahhhhh!’


Sintiendo una descarga eléctrica, Han Seo apretó sus ojos cerrados con fuerza y frotó con más tenacidad sus propios genitales.


— Eres tan sexy…. ¡Jinwoo!


‘¡Han Seo! ¡Yoooo! ¡Ahhhh!’


Al momento del clímax, la imagen en su mente se aclaró y el rostro empapado en sudor y lágrimas fue claramente visible en su mente. La persona debajo de él no era otra, sino Kim Jinwoo. 


Eso era imposible. 


Han Seo fue sacudido abruptamente de sus pensamientos y su mirada se posó en sus genitales, que todavía estaban hinchados y sensibles por el acto reciente. Su mano temblorosa sostenía un líquido espeso y pegajoso, que reconocía como su propio semen. Le tomó un tiempo procesar lo que acababa de suceder, pero finalmente entendió el significado detrás de sus acciones impulsivas


‘¿Era un recuerdo olvidado?... No, jamás podría olvidar algo así… Pero lo hice. 


Han Seo permaneció sentado sobre la cama durante largos minutos, su mente haciendo acrobacias para intentar comprender el recuerdo que había resurgido en medio de ese inesperado calor. Era algo más que una simple imaginación o fantasía, lo sabía con certeza. Pero al mismo tiempo, no podía fingir ignorar lo que recordaba. Si eso era real, ¿por qué Jinwoo nunca había mencionado nada? Sus pensamientos se enredaban como marañas en su cabeza, y la necesidad de respuestas lo consumía por dentro.


‘Jinwoo no tiene una personalidad que le permita hablar sobre eso’.


Fue la rápida respuesta a su propia pregunta.


Con el teléfono sujetado con firmeza en su mano, Han Seo se esforzó por encontrar el contacto de Kim Jinwoo. Pero ese número había sido borrado hace mucho tiempo, y no recordaba el motivo que lo había llevado a tomar esa acción. La nostalgia y la culpa se agolparon en su pecho mientras sus dedos se deslizaban sobre la pantalla del teléfono.


Pero antes de que pudiera reaccionar, sus sentidos se vieron alertados por algo extraño. Un olor dulce e intenso se filtraba a través de los espacios de la puerta de su habitación, abrazándolo. Era un aroma familiar, pero olvidado, que le causó una fuerte reacción en su cuerpo. 


Su pene, que había estado flácido hasta ese momento, volvió a tener una erección y sintió cómo su piel se calentaba rápidamente. Las emociones y los recuerdos se mezclaron dentro de él, confundiendo y dejándolo vulnerable ante lo desconocido que estaba por venir.


Era como si un fuego ardiente devorara cada célula de su cuerpo, lo consumía por completo. Han Seo se levantó con rapidez, vistiendo solo una bata de baño que cubría su figura temblorosa. Su mente estaba tan sumida en un torbellino de emociones que no podía pensar racionalmente; simplemente seguía el rastro del aroma que lo había despertado.


Con pasos torpes pero decididos, llegó a la puerta que conducía a la habitación de invitados. Un jadeo apenas audible se filtró a través de la madera, pero los oídos aguzados de Han Seo lo captaron claramente. Sin poder resistirse, abrió lentamente la puerta y la imagen que se desplegó ante sus ojos lo dejó perplejo y atónito.


— Ah…. Han Seo… Tardaste mucho… Ayúdame… Por favor… Yo… Estoy en celo… Duele mucho… Ayúdame… Por favor.


Tae Jun, que estaba boca abajo con su trasero levantado y sus dedos incrustados en el interior de su agujero rebosante en fluidos le estaba suplicando ayuda.


Ante ese golpe de feromona Omega dominante, era natural que su feromona Alfa en extremo dominante fuera estimulada. Aun así era extraño, porque su rasgo era bastante fuerte a esos estímulos. Sin embargo, su cuerpo reaccionó como si estuviera intoxicado.


Han Seo se movió impulsivamente, sujetó las piernas de Tae Jun y enterró su boca dentro del agujero abierto por esos delgados y delicados dedos. Su mente fue nublada por el calor extraño que era incontrolable en ese momento.


— ¡Ahhhh! ¡Siiii! ¡Más!


‘Ah… Más… Por favor… Ahhh’. 


Las palabras que estaban siendo silenciadas por su mente, fueron sustituidas. Sin embargo, Han Seo no fue consciente de ese hecho y asumió que la voz que sus oídos captaron era la misma que su cerebro estaba reproduciendo.


‘Tu feromona…. Me lastima… ¡Ahhhhh!’


— Lo siento, no puedo hacer nada por evitarlo, eres tan lindo que no puedo controlarme.


Moviendo el cuerpo de Tae Jun, lo colocó boca abajo y el glande caliente frotó la entrada húmeda suavemente.


— Lo siento, quizá aún estés sensible pero no puedo soportarlo más.


— ¿Qué….? ¡Ahhhhhh!.... ¡Ohhhh! ¡Siii! ¡Ahhhh!


Tae Jun, que no entendió las palabras de Han Seo, se sacudió violentamente cuando el enorme pene perforó su interior. Sus palabras fueron ahogadas y solamente jadeos salían por su boca. El placer vertiginoso comenzó a llenar su interior y la feromona Alfa impregnaba todo su cuerpo.


— ¡Más! ¡Han Seo! ¡Más! ¡Ahhhh!


La erección que friccionaba sus paredes internas, se movía violentamente. 


— ¡Eres tan hermoso! Por favor… Por favor… Di una vez más mi nombre!


— Han Seo… Han Seo… ¡Ahh!


‘¡Han Seo! ¡Yoooo! ¡Ahhhh!’


— ¿Tú qué…? Dímelo, me gusta hacer un lío de mi Omega… Dímelo… Agh. 


— ¿De qué hablas?... ¡Ahhhh!


‘¿Por qué su aroma cambió?... ¿Esté no es su aroma? ¿Por qué es tan diferente?... ¿Dónde está?...’


Sin poder evitarlo, el pene se incrustó en lo más profundo del interior de Tae Jun y comenzó a hincharse. 


— Yo… Dios… Jinwoo… Te amo… Te amo… Jinwoo, eres tan hermoso que solo pienso en que quiero hacerte llorar… Ahh… Lo siento.


— ¡Han Seo! ¡Espera! ¡Detente! ¡Detente ahora! ¡No soy Jinwoo! ¡Ahhh! ¡Idiota!


Sin poder evitarlo, el pene eyaculó dentro de su cuerpo. Y en ese momento, Han Seo no pudo permanecer más tiempo consciente por el dolor de cabeza que taladraba en su mente. 


Su cuerpo colapsó y quedó inconsciente. 


En ese momento, Tae Jun se levantó y miró a Han Seo con ojos sombríos.


— Maldito bastardo…


Después de eso, Han Seo despertó y encontró un cuerpo ajeno al de Jinwoo desnudo a su lado. Sus brazos estaban abrazando su espalda llena de besos y mordidas. 


‘¿Tae Jun?’


Moviendo su cuerpo con urgencia, Han Seo se levantó de inmediato. 


— ¿Has despertado?... Cielos, hiciste un desastre de mí anoche.


— ¿Qué mierda haces en mi habitación?... ¡¿Olvidaste que soy un hombre casado?!


— ¿Tu habitación?... Han Seo, bastardo… Tú te metiste aquí y me sometiste a la fuerza… ¿Loco bastardo…? ¿No lo recuerdas?


Los ojos de Han Seo se abrieron mientras una expresión de incredulidad se formaba en su rostro.


Eso era imposible… Jamás cometería una infidelidad… Pero era evidente que había mezclado su cuerpo con el de Tae Jun. ¿Cómo iba a explicarle esa situación a Jinwoo?... Pero en el momento del arrepentimiento, las palabras que ya habían sido prometidas regresaron a su mente.


‘Entonces, divorciemos… No quiero estar con una persona tan ruin como tú, no es como si existieran sentimientos entre nosotros, mis abogados se pondrán en contacto y entre más pronto encuentres un lugar donde quedarte… Será lo mejor’. 


No podía dar marcha atrás una vez que esa decisión fue anunciada.


— No puedes hablar de esto con nadie, estaba confundido por la pelea con mi esposo, esto fue un incidente.


— ¿Estás seguro de que fue un incidente? Han Seo no paraba de decir mi nombre mientras eyaculaba cientos de veces en mi interior, me duele tanto el trasero que no puede pararme a limpiarme y esa persona no es tu esposo ahora.


— ¿Qué?


— Dijiste que te gustaba… Fuiste mi primer hombre… ¿Tomarás lo que quieres egoístamente y luego me tirarás?... Han Seo… ¿Eres ese tipo de persona? Podría tener a tu hijo en mi estómago ahora. 


Esas palabras lo paralizaron.


***


Un recuerdo penetrante golpeó con fuerza su corazón, reviviendo emociones que creía haber enterrado. En ese momento, en medio de la intensidad de la situación, no pudo evitar preguntarse si su rival era consciente del daño que estaba causando. Las últimas palabras que habían sido pronunciadas resonaron en su mente como una verdad irrefutable. 


Se sentía utilizado, como una simple herramienta de conveniencia que podía ser descartada sin importar sus logros o sacrificios. Era una sensación amarga y dolorosa, similar a ser traicionado por alguien en quien había confiado ciegamente


‘¿Cómo fui capaz de hacerle eso?’


Han Seo nunca hubiera imaginado faltarle el respeto a su cónyuge de esa manera. Pero cuando notó su apariencia indiferente, se dio cuenta de que eso era lo menos grave que había hecho. Con el tiempo, comprendió la razón detrás de su comportamiento, pero ya era demasiado tarde para enmendarlo, pues Jinwoo había caído en aguas heladas... ¿Por qué no fue al hospital? ... ¿Cómo acabó tirado en la acera, tan indefenso y vulnerado? El corazón de Han Seo se llenó de culpa y remordimiento al recordar todo lo que había sucedido aquella noche fatídica. Cada detalle ahora le pesaba como una losa sobre sus hombros. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo y tomar decisiones diferentes...


Tan solo pensar en eso le provocaba un profundo dolor en su corazón. 


Él era la fuente de toda su miseria, pero no podía encontrar el coraje para enfrentarlo. Incluso ahora, no podía obligarlo a salir de su casa o alejarlo de la familia Kim en contra de su voluntad. ¿Qué clase de esposo era si no podía proteger a su Omega ? ¿Cómo terminó indefenso en la acera?


‘El Sr. Kim Jinwoo ya no es su cónyuge legal.


Una vez más, los recuerdos acusatorios que condenaban su alma y corazón volvieron para infligir un golpe contundente con una daga llena de filo.


‘Jinwoo, no te dejaré perder… Lo juro por mi vida… Haré un buen papel esta vez’. 


Fueron las palabras que pensó para sí mismo mientras miraba las estrellas.


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