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El funeral fue solitario y sombrío, como si la tristeza hubiera envuelto a todos en un manto de pesar. La familia Kim había desaparecido, dispersándose como hojas al viento, y el padre de Kim Jinwoo había huido una vez descubierto su fraude. Han Seo se sentía perdido, sin saber a quién llamar para compartir su dolor. No conocía a ninguna de las amistades de Kim Jinwoo, si es que tenía alguna.
Fue la madre de Han Seo quien organizó toda la ceremonia, permaneciendo junto a él hasta que le entregaron las cenizas de Kim Jinwoo y de su hijo. Las urnas eran modestas y sencillas, todo lo que quedaba de su exesposo e hijo.
Han Seo permaneció sentado, con los ojos fijos en la fotografía de Kim Jinwoo. Incluso esa imagen tuvo que solicitarla a la universidad donde estudió, ya que no encontró ni una sola fotografía en la casa. ¿Realmente solo había una instantánea? Han Seo inspeccionó detenidamente la foto tomada en el día de su boda. Ciertamente no era la mejor captura, su expresión era seria y los ojos de Kim Jinwoo no reflejaban ni siquiera un atisbo de felicidad por su matrimonio.
‘Te casaste conmigo… pero nunca hubo espacio para mí en tu corazón’.
Los ojos de Kim Jinwoo reflejaban una tristeza insondable, incluso a pesar de su impecable traje blanco que brillaba a pesar de estar en una fotografía. Han Seo no podía evitar sentir vergüenza por haber sido el causante de esa expresión. A pesar de los malos estereotipos que rodean a los Alfas y Omegas, él había crecido viendo cómo su padre amaba y cuidaba a su madre como si fuera el más preciado de los tesoros.
Cuando era niño, soñaba con tener una familia igual a la suya. Pero ese sueño se volvió turbio cuando su mejor amigo de la infancia, Tae Jun, le reveló la verdadera naturaleza de su cónyuge Omega. Ahora, Han Seo ya no estaba seguro de sus propios sentimientos.
Agotado por la falta de sueño, Han Seo regresó a la residencia que compartía con Kim Jinwoo. Para Jinwoo, era solo una casa temporal, ya que él tenía su propio apartamento. Sin embargo, las palabras irreflexivas que habían salido en un momento de ira seguían resonando en la mente de Han Seo como si hubieran sido pronunciadas ayer mismo.
‘... Busca un lugar donde quedarte lo más pronto posible’.
Han Seo se arrepentía profundamente de sus palabras, tanto que le resultaba insoportable permanecer en su residencia por más tiempo.
Decidió ponerla a la venta lo antes posible para dejar atrás el recuerdo de sus acciones.
Conforme pasaron los días, las personas cercanas a Han Seo notaron un cambio en él. Parecía como si toda la vitalidad y determinación hubieran desaparecido de sus ojos. Su mirada vacía no reflejaba nada, incluso durante sus reuniones solía perderse en pensamientos ajenos al presente.
Una noche, cuando el coche lo dejó en el umbral de su casa como de costumbre, Han Seo estaba tan absorto en sus pensamientos que sólo se dio cuenta tarde de lo que había dicho.
— Estoy en casa.
Su cabeza se inclinó hacia abajo, con una opresión en el pecho que parecía pesar toneladas. Una sensación de vacío invadió su ser y se extendió por todo su cuerpo. Se preguntó por qué había dicho eso, aunque sabía que no había vuelta atrás. Sus palabras habían salido impulsivamente, pero ahora debía enfrentar las consecuencias
‘Bienvenido a casa’.
Los oscuros pasillos de la residencia se extendían ante él mientras Han Seo caminaba y su mente revivía un pasado que sabía que nunca volvería. En ese momento, una chispa de esperanza se encendió en su interior al pensar que tal vez Kim Jinwoo aparecería de la nada, sosteniendo un plato de arroz recién hecho con una sonrisa cálida y acogedora en su rostro. Han Seo recordó entonces que nunca había probado la comida casera de su esposo, pero sí era consciente del amor y cuidado que ponía en cada uno de sus platos. ¿Por qué nunca había aceptado su oferta de cocinar juntos o probar sus creaciones? Mientras reflexionaba en la oscuridad de la cocina, Han Seo se imaginó a Kim Jinwoo sentado en uno de los bancos de la barra, en completa calma y tranquilidad.
‘¿Qué fue lo que hice?’
Llevando las manos a las sienes, un dolor de cabeza agudo lo aturdió como una cuchilla afilada cortando su mente. Definitivamente, él no era esa clase de persona. Entonces, ¿por qué había tratado a Kim Jinwoo de esa manera? Ahora que lo reflexionaba, el hecho de que fuera un Omega recesivo no significaba nada... y en realidad nunca pudo conversar con él sobre el motivo detrás de su falta de honestidad.
Un suspiro escapó de sus labios mientras se ponía de pie, sintiendo cómo todo su cuerpo estaba tenso y cansado.
Mientras salía de la cocina y subía las escaleras hacia el segundo piso, encontró la luz del estudio encendida y sintió una pequeña punzada de culpa y arrepentimiento al recordar su trato frío hacia Jinwoo.
La tranquilidad del impecable estudio fue interrumpida por el sonido de unas cuantas cajas de cartón siendo organizadas por el secretario Sujin. En su interior se encontraban las pertenencias que Kim Jinwoo había dejado atrás. ¿Solo cinco cajas en dos años? ¿Eso era todo lo que quedaba de la vida de alguien? A medida que se acercaba, una curiosidad nacía en él y comenzaba a revisar cada una con detenimiento. La mayoría contenía objetos sencillos: su diploma universitario, una cartera desgastada con tarjetas que Han Seo le había dado para cubrir sus gastos básicos, un poco de ropa y algunas fotografías familiares.
Mientras miraba entre las cajas, su teléfono celular comenzó a vibrar con insistencia. Han Seo desvió la mirada y observó el nombre de la persona flotando en la barra de notificaciones. Un escalofrío recorrió su columna vertebral y sus ojos se estrecharon en una expresión de desagrado. Sin embargo, antes de que la llamada fuera cortada, deslizó su dedo sobre el botón verde con determinación y aceptó la comunicación.
— Este no es un buen momento.
— Han Seo. Soy yo, tengo una noticia que no puedo esperar a decirte. Es importante.
La voz de esa persona era suave y melódica, llena de elocuencia y entusiasmo. Sin embargo, su corazón no estaba en condiciones de recibir nada positivo en ese momento. Palpitante y agitado, latía con pesadez mientras el peso de la tristeza le oprimía el pecho. Cada palabra alegre que escuchaba se desvanecía instantáneamente en medio de su tormenta interior
— ¿De qué se trata?
— Estoy esperando un bebé de Han Seo. ¿Puedes creerlo? Nuestro primer bebé está en camino.
— ....
— ¿Han Seo?
Un pitido agudo y constante comenzó a aturdir los oídos de Han Seo, como un martillo golpeando repetidamente en su cerebro. En ese instante, sus dedos apretaron con fuerza el botón de apagado y la pantalla del celular se quedó completamente oscura, sumiéndolo en la tranquilidad de la noche.
Pero, a pesar del silencio que lo rodeaba, Han Seo no podía conciliar el sueño. Su mente estaba atormentada por pensamientos inquietantes y preocupantes, dejándolo cansado pero sin descanso alguno. Con un suspiro derrotado, abrió el cajón de su escritorio y sacó un frasco de píldoras para dormir que había guardado allí para ocasiones como esta.
— Esto fue un terrible error.
Con el aliento entrecortado y la desesperanza empezando a apoderarse de él, notó que la última caja estaba cuidadosamente acomodada, diferente a las anteriores. Con los dedos temblorosos, abrió la tapa y se encontró con una delicada bufanda doblada en un estuche transparente. Al lado, reposaba un marco con una foto de Han Seo y Kim Jinwoo sonriendo en su fiesta de compromiso. Mientras escudriñaba en el fondo de la caja, sus manos toparon con un libro desgastado, cubierto de anotaciones y marcadores gastados en sus páginas amarillentas. Con curiosidad, Han Seo lo ojeó y se percató de que era el diario personal de Kim Jinwoo. Todavía podía sentir su presencia en cada palabra escrita a mano en las páginas descoloridas.
— ¿No es algo bastante viejo?
Con las cejas fruncidas en confusión, miró la fecha del primer registro con atención. Al fijar la vista en los números escritos en el papel, su sorpresa aumentó al ver que databan de hace cinco años. Sentimientos encontrados de nostalgia y desconcierto se agolparon en su mente mientras sus dedos recorrían las cifras grabadas en tinta negra sobre la página amarillenta. ¿Cómo había podido pasar tanto tiempo sin darse cuenta? El paso del tiempo parecía haberse acelerado ante sus ojos, haciéndole cuestionar su percepción de los eventos pasados.
— ¿Tuviste un diario por cinco años? No se ve muy grueso.
Dejando atrás el mundo exterior y todos sus problemas, Han Seo se adentra en su santuario personal: el estudio. Allí, en la tranquila esquina, había un cómodo sillón que lo esperaba con los brazos abiertos. Con cuidado, tomó el diario entre sus manos temblorosas y se acomodó en el asiento, suspirando. El aroma a tinta vieja impregna las páginas del diario despertando recuerdos olvidados. Con cada palabra, se transportaba más y más al pasado, reviviendo momentos ya vívidos, pero nunca olvidados.
[XXXX/XX/XX: Me siento extraño, es la primera vez que escribo algo, pero mi tutor recomendó hacer este ejercicio para aliviar mis problemas de sueño. Recientemente no he podido dormir, me siento ansioso y no me gusta cuando mi padre pelea con mi hyung. Cuando mi hyung se enoja, constantemente me golpea y es difícil esconder mis heridas de mi padre. Siempre ha dicho que las heridas en un Omega hacen que este sea feo y nadie lo quiera. No deseo que mi padre deje de quererme…]
— ¿Qué mierda es esto?
Han Seo, con un vaso de whisky bien sujeto en su mano, se quedó momentáneamente atónito por las impactantes palabras que acababa de leer. ¿Kim Jinwoo tenía un hermano mayor? Han Seo trató de recordar si ese hyung había estado presente en su boda, pero no pudo hacerlo. Durante dos largos años, nunca recibió una sola visita, no tuvo la oportunidad de ir a la casa de su familia.
Con una mezcla de curiosidad y asombro, Han Seo volvió a mirar la página del diario, como si esperara encontrar más respuestas o pistas sobre este misterioso hermano mayor de Kim Jinwoo. El contenido escrito en tinta negra parecía brillar bajo la luz tenue de la habitación, Han Seo sintió que estaba a punto de descubrir algo importante.
[XXXX/XX/XX: Hola de nuevo, dejé de escribir porque tuve un accidente. Me caí de las escaleras y mi brazo se fracturó… Fue mi culpa, no debí haber caminado por allí cuando papá y hyung estaban discutiendo. Sé que fue un accidente. Mi padre me dijo que era importante que no quedase ninguna cicatriz en mi cuerpo. Pagó por un tratamiento para eliminar las marcas de la sutura. Fue muy doloroso. Tengo mucho sueño ahora.]
Los archivos médicos de Kim Jinwoo eran un misterio. No había ninguna mención de algún accidente en su historial. La curiosidad de Han Seo fue aumentando con cada página que leía. Tomó un sorbo de su bebida, una amarga mezcla de fármacos y alcohol, y siguió leyendo. ¿Cómo podían haber tratado a un niño tan joven de esa manera? ¿Qué tipo de educación era esa? Cada palabra que absorbía alimentaba su inquietud y repulsión.
Al terminar de leer el diario completo, su corazón se marchitó en su pecho, pero el efecto del cóctel tóxico nubló su mente y lo dejó sin fuerzas para sentir nada más que frustración e impotencia.
***
Un fuerte dolor se sentía pulsar en la cabeza de Han Seo, haciéndolo sentir como si estuviera en una montaña rusa. Tratando de recordar lo que había sucedido la noche anterior, se incorporó de la cama con esfuerzo. Su última memoria era haber leído cada palabra del diario de Kim Jinwoo, y en ese momento su corazón se sentía pesado. ¿Cómo pudo alguien soportar tanta miseria y actuar como si nada hubiera ocurrido?
Las palabras escritas en ese diario eran más desgarradoras que cualquier otra cosa que Han Seo hubiera leído en su vida. Eran evidencia de abuso infantil y extorsión, y eso lo hizo preguntarse por qué la familia de Kim Jinwoo lo trató tan cruelmente. Recordó cuando el padre de Kim Jinwoo lo presentó a su hijo Omega, parecía ser un padre ejemplar que cuidaba amorosamente a su único hijo.
Han Seo se sintió engañado por un hombre hábil en aparentar realidades ficticias. Al apartar la sábana que cubría la mitad de su cuerpo, notó algo que su mente había ignorado hasta ahora: esa no era la habitación del estudio.
‘¿Dónde estoy?’
Han Seo se percató de que era la habitación de la residencia principal, donde vivían su padre y su madre.
‘¿Cómo llegué hasta aquí?... ¿Dónde está el diario?’
Se incorporó con cautela, sus ojos escudriñaron el oscuro espacio en busca de cualquier signo de vida. Pero no había nada; ni siquiera su teléfono celular o su cartera yacían a su lado. Una sensación de nostalgia lo inundó al recordar los años que pasó en esa habitación. Aunque habían pasado varios años desde que se mudó de esa casa, todo parecía igual como la dejó. Incluso su ropa seguía colgando en el armario, sin un solo pliegue fuera de lugar. Con manos temblorosas, se puso una cálida camisa polar y unos viejos jeans negros antes de salir de la habitación.
Al descender las escaleras, un delicioso aroma impregnó sus sentidos. El recuerdo de los desayunos preparados por su madre en esa misma cocina le trajo una sensación reconfortante. Al llegar a la cocina, notó que aún estaba en perfecto estado, como si el tiempo no hubiera pasado desde su partida. La mesa estaba impecablemente limpia y puesta para desayunar, con tazones llenos de frutas frescas y tostadas crujientes esperándolo. Un suspiro escapó de sus labios mientras admiraba el amoroso gesto de su familia, incluso después de tantos años separados
— Han Seo, ¿ya despertaste? Toma asiento, tu padre y yo estamos haciendo el desayuno.
Han Seo se detuvo en seco, incapaz de apartar la mirada de esa escena nostálgica frente a él. Sus padres estaban sentados juntos, abrazados y perdidos en su propio mundo, inmersos en una atmósfera cálida y acogedora que irradiaba amor y felicidad. Desde pequeño, Han Seo había soñado con tener una familia como esa, donde reina la armonía y la conexión tan palpable entre sus padres. Ahora, al verla con sus propios ojos, su corazón se llenaba de una mezcla de envidia y admiración. ¿Sería posible algún día alcanzar esa misma felicidad?
***
Después de varias horas, finalmente Han Seo comprendió que había sido transportado al pasado. La sensación de vértigo y confusión lo invadió mientras se daba cuenta de que había retrocedido tres años en el tiempo. Aunque era difícil de creer, su entorno familiar confirmaba sus sospechas: estaba en su oficina, rodeado de documentos que él ya había visto en esta misma habitación en el pasado. Su mente se agitó ante la idea de tener una segunda oportunidad para cambiar las cosas, pero también se llenó de temor por las consecuencias que eso podría traer.
Cada objeto en la habitación parecía cargado con una energía misteriosa y desconocida, como si estuvieran a punto de revelarle algo importante sobre este viaje inesperado al pasado.
— ¿Qué está sucediendo?
El tiempo parecía haberse detenido en aquella oficina. Las paredes, antes cubiertas de fotografías y diplomas, ahora estaban desnudas y descoloridas por el paso de los años. Los muebles de madera crujían bajo su peso cuando se sentó en la silla de cuero gastada. Los informes y carpetas que una vez habían sido tan importantes ahora se sentían viejos y olvidados en sus manos temblorosas. Pero allí estaba él, reviviendo un día del pasado como si fuera ayer. ¿Era real o simplemente un sueño?
— Jefe, su padre solicitó su presencia para…
— Para la junta con el grupo Gi, que será a las tres de la tarde en la sala de juntas principal.
La expresión en el rostro del secretario Sujin era de sorpresa.
— Señor… ¿Cómo?
Una sensación de déjà vu lo invadió cuando su padre mencionó la reunión. Un recuerdo lejano surgió en su mente, como un eco distante que se hacía cada vez más fuerte. Había sido hace tres años, cuando su padre había mostrado dudas ante una corporación tan nueva. Pero después de un tiempo, el salto que dio el grupo Gi en tecnologías fue totalmente inesperado.
De haberlo sabido antes, Han Seo hubiera hecho un mejor trato… En ese momento, su mente fue consciente de sus propios pensamientos y sentimientos. Él ahora tenía el conocimiento de todo lo que pasaría en la compañía durante los próximos tres años, como si estuviera viviendo una eterna repetición del pasado.
Con determinación, se levantó de su silla y se colocó con rapidez su traje negro y elegante. Tenía que confirmar si sus recuerdos eran verdaderos y si podía confiar en ellos para cambiar el curso de los acontecimientos futuros. La urgencia por descubrir la verdad era casi palpable en el aire, como una energía eléctrica que fluía a través de él.
— Busca los registros del mercado de tecnologías y llévalos a la sala de juntas.
— Sí jefe.
Han Seo había anticipado el encuentro con el presidente del grupo Gi, y su intuición no le falló. Se desarrolló tal como lo recordaba: pidiendo la confianza de su padre y proponiendo una nueva colaboración. En su propuesta, incluyó un centro de desarrollo tecnológico que beneficiaría a ambas compañías.
En su memoria, esa había sido la razón por la cual el grupo Gi había roto el convenio con su empresa en el pasado. Pero ahora, tenía la oportunidad de enmendar ese error.
Han Seo comprendió que estaba reviviendo ese momento en el tiempo. Era como si se le hubiera dado una oportunidad divina para corregir sus errores pasados y forjar un mejor futuro.
‘De ser así… Puedo evitar el fraude…’
Inmerso en sus pensamientos, su mente se transportó al pasado. Un sabor amargo y traicionero inundó su boca al recordar el fraude que lo llevó a vivir una vida muy alejada de la que había imaginado para sí mismo. Una sensación de impotencia y frustración lo invadió, como si estuviera atrapado en un laberinto sin salida.
‘Kim Jinwoo’.
Si estaba de regreso en el pasado, significaba que Kim Jinwoo aún estaba vivo. El mero pensamiento le provocó una oleada de emociones contradictorias: alivio, sorpresa y nostalgia. Recordó las tardes paseando por el parque juntos, viéndolo reír bajo los rayos del sol al comprar un helado. Pero también recordó el día en que todo cambió y su vida se volvió un caos sin sentido. Ahora, con el compromiso todavía lejos en el futuro, se preguntaba cómo fue que se habían conocido en primer lugar. ¿Habrá sido un encuentro casual, o algún tipo de destino que los llevó a cruzar sus caminos?
<Olvidamos decirte que nos invitaron a una exhibición de arte, parece que es un artista muy famoso. ¿No te gustaría ir? Es dentro de un mes.>
La exhibición de arte estaba en pleno apogeo, y la familia Kim había sido gentilmente invitada a asistir. Sin embargo, había una ausencia notoria: Kim Jinwoo no estaba presente en esa ocasión. Los rumores comenzaron a circular entre los invitados, todos preguntándose por qué el chico prodigio no había hecho acto de presencia. Han Seo, con su memoria eidética, recordaba cada palabra escrita en el diario de Jinwoo sin esfuerzo. Pero no podía estar seguro si algo mencionaba sobre esta fecha en particular.
‘¿Qué escribió en junio de ese año?’
[XXXX.XX.XX: Ha sido una semana difícil. Mi padre organizó una exposición de arte para las obras que pintó Hyung. Dado que aún no puedo moverme bien, me ordenó quedarme en casa. Estoy triste, pero espero que todo salga bien para mi hermano mayor.]
‘¿Por qué no podía moverse en ese tiempo? había algo un poco antes de esa fecha, estoy seguro que no’.
[XXXX.XX.XX: La exhibición de Hyung no fue buena, padre se molestó con él y discutieron por mucho tiempo. Creo que conocieron a alguien importante, padre entró a mi habitación y dijo que mi próximo cumpleaños debía ser algo grande. Padre nunca celebró mi cumpleaños desde que supo mi condición de Omega. Espero está vez hacerlo bien, y hacer sentir orgulloso a mi padre.]
En la mente de Han Seo surgió el recuerdo del tiempo que estuvo casado con Kim Jinwoo, y cómo durante ese período la empresa experimentó una gran cantidad de cambios y estaba constantemente ocupado. Nunca pudo encontrar un momento para celebrar un cumpleaños con él.
Mientras reflexionaba sobre esas palabras tristes escritas en su diario, Han Seo estaba seguro de que podía hacer algo por Kim Jinwoo. Quizá esa fuera la razón por la cual había sido bendecido con una segunda oportunidad, al retroceder en el tiempo hasta ese momento.
Durante la exhibición de arte de su primera vida, Han Seo se dio cuenta de que el trabajo del artista era bastante pobre. Carecía de gracia y los trazos eran toscos e inexpresivos. Nunca imaginó que el hermano mayor de Kim Jinwoo fuese un pintor. Y uno tan malo, además.
Siendo el hijo mayor del presidente Kim, vivía una vida llena de lujos excesivos y su padre le obligó a tomar clases de arte solo para poder tener una exhibición benéfica en apoyo a una fundación que ayudaba a los pobres. Todo eso fue simplemente para poder filtrarse en el círculo exclusivo de empresarios.
Han Seo, que ahora ya tenía conocimiento de la verdadera personalidad del presidente Kim no sería engañado. Sin embargo, tampoco estaba dispuesto a dejar que Kim Jinwoo fuera víctima del trato violento de su padre.
— Secretario Sujin.
— Jefe.
— Necesito que investigue todo acerca del presidente del corporativo Kim, sé que tiene un hijo. Se llama Kim Jinwoo. Necesito toda la información.
— Le daré un informe tan pronto como lo complete, señor.
Determinado a no dejar pasar su oportunidad, estaba decidido a corregir el grave error que había cometido. Se sentía obligado a hacer todo lo que estuviera a su alcance para cambiar el curso de su historia.
Era una promesa hecha con determinación y un toque de desesperación en sus ojos. Una promesa que significaba más de lo que las palabras podrían expresar.
Buenas. gracias por compartir esta linda novela,seguira subiendolo ,bendiciones