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(15) El amor no es la respuesta cap. 14

— Me iré, tu padre se encargará de Kim Juwon… Respecto al expresidente Kim… Un accidente será lo mejor. No sabemos quién está apoyando a la familia Kim. Entonces, borraremos todo rastro de esos bastardos, no te alejes de Jinwoo. Mandaré a alguien que esté al pendiente de lo que necesites…


— De acuerdo.


Han Hyo-ri, con el bolso firmemente agarrado a su costado, lanzó una mirada cautelosa a Han Seo antes de salir de la habitación. Un profundo suspiro escapó de sus labios mientras cerraba la puerta detrás de ella.


Al abandonar los confines del hospital, fue abordada por una figura conocida que se acercaba a grandes zancadas. Inmediatamente reconoció al hombre que la esperaba, su corazón latió con fuerza en su pecho mientras trataba de mantener la calma ante su presencia.


— ¡Señora Han!


Sus ojos se giraron rápidamente hacia el origen de esa voz, como si fueran imanes atraídos por un campo magnético. Su visión se enfocó en la figura que había hablado, una sombra fue recortada contra la luz del sol. Un escalofrío recorrió su columna vertebral al escuchar esa voz tan familiar.


— Vaya, Tae Jun. ¿Qué estás haciendo aquí?


Con una canasta de mimbre llena de jugosas y coloridas frutas en sus manos, Tae Jun se acercó a ella con paso ligero. Su rostro adornado con una sonrisa gentil y sus ojos brillando con amabilidad mientras se acercaba. La luz del sol bailaba sobre su cabello oscuro y reflejaba en los hoyuelos que aparecían en sus mejillas cuando sonreía. Parecía un cuadro perfecto de bondad y belleza en movimiento.


— Quiero hacerle un regalo al joven esposo de Han Seo, ¿está bien? ¿Encontraron a la persona que lo agredió?


Los cálidos ojos de Han Hyo-ri se posaron en él con una expresión suave. La luz del sol se reflejaba en sus pupilas, haciéndolas brillar como diamantes líquidos. Una sonrisa sutil se curvó en sus labios, revelando la ternura y el cariño que sentía por él.


— Eres tan lindo, están en un piso reservado, por lo que ahora no se permite el acceso. Lo lamento.


— ¿Es así? Entonces, ¿podría entregárselo a usted?


— De acuerdo, gracias por tu atención. 


Con una sonrisa cálida en su rostro, Han Hyo-ri levantó con elegancia la pequeña canasta y se la entregó a uno de sus confiables guardaespaldas. Las manos delicadas y delgadas de Han Hyo-ri sostenían el mimbre con gracia y cuidado, como si fuera un tesoro precioso que debía protegerse.


— Ten un buen día Tae Jun. 


— Igualmente para usted.


Con un chirrido suave, la puerta del auto se cerró detrás de la madre de Han Seo y el vehículo arrancó, dejando atrás una estela de humo. Tae Jun sacó su teléfono celular del bolsillo de su pantalón y marcó con dedos temblorosos un número privado, consciente de que su estrategia estaba a punto de cambiar en cuestión de segundos.


— Tendrás que esperar a que salga del hospital. 


[Debes asegúrate que salga solo, ¿puedes hacer eso?]


— No puedes simplemente alzar la voz de esa manera. ¿Quién es el benefactor? Dijiste que te llevarías a tu hermano a los Estados Unidos. ¿Tienes complejo de hermano?


[Kim Jinwoo vendrá conmigo. Esa fue mi condición.]


— No olvides quién pone el dinero para tus juegos, hay mucha seguridad en el hospital. Tendrás que esperar.


[Maldita sea, averigua en qué habitación está, yo haré el resto.]


La ira hervía en los ojos de Tae Jun mientras observaba fijamente la imponente torre del hospital. Los músculos de su mandíbula se tensaron y sus puños se cerraron con furia contenida. Su expresión estaba llena de resentimiento y dolor, como si la estructura frente a él fuera culpable de una gran injusticia. El aire se sentía tenso y cargado con su descontento, como si pudiera estallar en cualquier momento.


***

Han Seo se mantuvo fielmente al lado de Jinwoo en todo momento. Sus ojos escrutaron constantemente la mano con la intravenosa, asegurándose de que no hubiera ninguna obstrucción o daño en la piel del paciente. Cuando el cuerpo de Jinwoo temblaba, Han Seo rápidamente acomodaba la manta para proporcionarle más calor y comodidad. Y cuando su cuerpo se balanceaba inquieto, Han Seo reaccionaba al instante, revisando el monitor y regulando su temperatura para mantenerlo estable y cómodo en todo momento. La dedicación y preocupación de Han Seo por Jinwoo eran evidentes en cada pequeña acción que tomaba para cuidar de él.

— Jinwoo…


Con una delicadeza exquisita, su mano se deslizó por el rebelde cabello de Jinwoo. Era sorprendente lo diferente que parecía su rostro en aquel momento, mientras lo miraba con ternura y le acariciaba el pelo con devoción. La luz de la luna iluminaba su piel, resaltando sus rasgos y creando un contraste entre suavidad y aspereza. Cada pequeña caricia era como una pincelada en un retrato perfecto, revelando un nuevo matiz de belleza en él.


— Copito de…. Nieve…


— ¿Nieve? ¿Tienes frío?


Han Seo frotó sus manos entumecidas y volvió a acomodar la gruesa manta que cubría su cuerpo. La habitación estaba caliente y acogedora, pero su temperatura corporal aún no podía volver a la normalidad después de haber estado empapado bajo la lluvia. Sentía un leve escalofrío recorriendo su columna vertebral, recordando el frío intenso que había soportado durante horas mientras caminaba en medio de la tormenta. Agradeció mentalmente por tener un refugio seguro ahora, aunque su cuerpo todavía estaba luchando por calentarse adecuadamente


¿Qué podía hacer?


De repente, Han Seo se vio inmerso en la intensidad de unos ojos hermosos que lo observaban atentamente. Jinwoo, con sus párpados entreabiertos y su rostro fruncido en una expresión de concentración, miraba directamente a los ojos de Han Seo sin pronunciar ni una sola palabra. 


El brillo en su mirada era cautivador, como si estuviera tratando de descubrir cada detalle de Han Seo solo con su mirada. Era un momento intenso, lleno de palabras no dichas pero entendidas perfectamente entre los dos.


— ...


Los ojos que revoloteaban con agitación comenzaron a humedecerse, el brillo de las lágrimas comenzando a formarse en sus bordes. 


Las líneas suaves de la emoción caían por sus mejillas como un río que fluye libremente. Un profundo y doloroso suspiro escapó de la nariz de Jinwoo, lleno de tristeza y angustia. Su mirada se desvió hacia el horizonte, perdido en un mar de pensamientos y emociones.


— Fue… una pesadilla… ¿Hyung no está aquí…?


— Jinwoo, ¿Fue tu hermano mayor quién te golpeó? ¿No es así?


Los ojos de Han Seo, que vagaban por el rostro perdido de su cónyuge, se veían cansados y vidriosos. Se cerraban con frecuencia, como si su dueño luchase por mantenerlos abiertos. Sin embargo, fue cuando Han Seo finalmente habló que esos mismos ojos se quedaron congelados en una expresión de pánico y terror, como si hubieran visto algo aterrador más allá del alcance de la mirada humana.


— ¿Hy…ung… Estuvo… Estuvo… Aquí…?


Su cuerpo empezó a temblar incontrolablemente, las palabras salían de su boca en una mezcla desordenada e incomprensible. Han Seo, lleno de preocupación y compasión, intentó abrazar el cuerpo de Jinwoo para consolarlo, pero sus brazos se atravesaron como si estuviera abrazando el aire. La mano de Han Seo chocó contra la delgada piel de Jinwoo, sintiendo cada hueso y vena debajo de él.


— Jinwoo…


— Tú… No me toques.


Han Seo había revisado las cámaras de seguridad del hospital no una, ni dos, ni tres veces, sino que pasó mucho tiempo repitiendo el video en blanco y negro una y otra vez hasta que lo entendió. Jinwoo podría haber tenido una crisis nerviosa que lo llevó a pensar que estaba siendo atacado, sus acciones furtivas y el comportamiento de alguien que corre por su vida huyendo de un monstruo. 


Ese monstruo tenía un nombre, Kim Juwon. Ese bastardo, incluso sin estar presente fue capaz de provocar todo ese daño en cuestión de pocos minutos. Mirando a Jinwoo, Han Seo entendió porqué estaba preguntando si fue o no una pesadilla. 


Una pesadilla que era lo suficientemente real como para incitar su deseo de saltar de la azotea del hospital. 


— Jinwoo. Está bien, no voy a tocarte… Tuviste una pesadilla, Kim Juwon no está aquí, nunca podría llegar a ti, estás a salvo.


— Puf… Ja, ja… ¿Estoy a salvo? ¿Tú me estás cuidando? ¿Me estás cuidando como el día de la ceremonia de boda? Han Seo.


— ...


Han Seo presionó sus dientes mientras controlaba sus sentimientos contradictorios. En una clasificación donde los monstruos eran los que causaban tanto daño, no era muy diferente a Kim Junwon. Dejar a Jinwoo solo fue su mayor error, la confianza que costó tanto trabajo conseguir se fragmentó en solo un par de segundos. 


— Yo…


Una vez más estaba por decir “Lo siento”, pero antes de que sus palabras pudieran salir de su boca seca, Jinwoo habló. 


— No, no quiero escuchar a Han Seo disculparse. ¿Es lo único que sabes decir? Lo siento, lo siento… Estoy harto, quiero irme.


— Jinwoo, debo de traer la cabeza de Kim Juwon y mostrarla para que me creas que no va a poder lastimarte nunca más, ¿deseas que lo haga?


Jinwoo, que había dejado de mirar a Han Seo giró sus ojos de nuevo hacía su rostro. Lo miró por un tiempo antes de hablar con una expresión distorsionada. No, con una expresión molesta.


— ¿Fue divertido? ¿Fue divertido para ti burlarte de mí porque no recordaba nada? Gracias a Hyung y… Puede recordarlo todo. Ahora lo entiendo, las veces que sentía que algo estaba mal cuando estaba junto a ti, ese dolor que me advertía, ese sentimiento de salir corriendo. Pero ¿por qué? No soy lo que esperabas, no soy bonito, te engañé con un certificado que decía que era un Omega dominante, no te di un hijo… Incluso buscaste otro Omega, te di el divorcio, me quedé sin nada cuando tuve que pagar el dinero del divorcio… Me quitaste lo último que tenía… ¿Por qué?



La voz que estaba a punto de quebrarse se detuvo. Jinwoo respiró y recuperó el aire que había escapado tras escupir todas esas palabras que su corazón había retenido por mucho tiempo. 


— ... No, no quiero saberlo, ¿Qué importa ahora? Te detesto, eso no cambiará.


Han Seo abrió la boca cuando escuchó esas palabras. 


— Jinwoo, ¿Al menos me dejarás explicarme?


— ¿Por qué tendría que perder mi tiempo escuchando excusas?


‘Por qué tendría que perder mi tiempo escuchando excusas’.


Han Seo reprimió el impulso de soltar una risita en ese momento. —Ya veo. Fueron sus propias palabras. Lo que él dijo y que terminó lastimando profundamente a Jinwoo. Eso era lo que estaba escuchando. De su boca salieron esas palabras cuando Jinwoo le suplicó que lo escuchará y él se negó pensando que solamente escucharía mentiras.


— Presenta el divorcio, voy a vomitar si permanezco cerca de ti por más tiempo.


— Jinwoo.


¿Divorcio? ¿Jinwoo quería divorciarse de él? Su corazón tembló ante esas palabras y sintió como si su sangre fuera drenada violentamente de su cuerpo. Su cabeza comenzó a punzar y la piel de su nuca se sintió tan caliente que parecía quemar.


¿Eso fue lo que sintió? Cuando él fue y soltó palabras violentas… ¿Eso fue lo que sintió Jinwoo? No, debió haber sido mucho más doloroso. Jinwoo quería decirle que estaba esperando un bebé de Han Seo pero nunca le dio la oportunidad. Por el contrario, lo dejó solo. Incluso lo corrió de su casa.


Lo corrió de su casa llevando a su hijo dentro de su estómago.


— Quiero salir de aquí. ¿Vas a tenerme encerrado en contra de mi voluntad?


Han Seo lo miró con una expresión endurecida. Fue verdad que había cometido muchos errores en el pasado. Muchos de ellos, realmente pensó que eran absurdos y se odiaba a sí mismo por no haber podido ver más allá de su ego herido. Sin embargo, aprendió de esos errores.


— Si, dado que soy el cónyuge Alfa de Jinwoo, puedo tomar esa clase de decisión. Y el divorcio solamente es posible si hay una causa que lo justifique. ¿Tienes alguna? De lo contrario, seguiremos casados.


Jinwoo miró con una expresión de repulsión a Han Seo. Sin embargo, a Han Seo no le importaba esa clase de mirada. 


— Quiero morir, estoy harto de ver tu cara… De escuchar tu voz. Estoy cansado de todo. 


— Cambié… Yo realmente cambié, cuando supe que estabas… Te busqué, te busqué como un loco. El hospital donde llegaste tardó mucho tiempo en saber quién eras, cuando llegué… Tú y el bebé… ¿Crees que fuiste el único que sufrió? ¡Yo tuve que estar de pie allí! ¡Yo sostuve tu urna y la de nuestro hijo! ¿Crees que no sufrí? Fue tan doloroso al punto que desee seguirte, a ti y a nuestro hijo, ¿por qué es tan difícil para ti darme otra oportunidad?


Jinwoo lo miró con ojos de que no entendía de lo que estaba hablando, luego escupió una risita sarcástica.


— ¿Lloraste Han Seo? Dime, ¿lloraste? ¿Sufriste? No has cambiado, incluso ahora. Solamente piensas en ti. Eres el mismo, ¿qué cambió? ¿Descubriste que era un Omega dominante? ¿El Omega con el que tenías una aventura en el extranjero te abandonó? ¿Sabes lo que es estar desesperado…? ¿Sientes como todo tu cuerpo se llena de agua helada? No, no lo sabes. Ni siquiera sabes lo que se siente perder a un hijo que estaba creciendo dentro de ti…


Han Seo intentó sostener a Jinwoo, pero Jinwoo se retorció y lo empujó con una fuerza tan débil, pero tan poderosa que le impidió a Han Seo moverse.


— Jinwoo… Realmente, no importaba si eras o no dominante… Es verdad, actué con codicia y fui egoísta. Aun así, nunca tuve una aventura. Jamás te traicioné.


Suspiró con una expresión de cansancio en su rostro. Mordió su labio inferior como si estuviera luchando por contener palabras que estaban a punto de salir de su boca.


— Yo los vi.


— ¿Eh?


— Vi las fotos, tú y ese Omega bonito… Te veías tan feliz y sujetabas su mano, incluso ahora… Eso no ha cambiado, fue igual que en el pasado. Realmente eres un imbécil.


— Jinwoo, no sé de lo que estás hablando.


— El Omega que se acercó a ti en la fiesta de premios, ¿lo alejaste porque no querías que supiera de él? Él fue el mismo Omega que dejó su feromona sexual incrustada en tu traje de novio cuando nos casamos la primera vez. ¿Quieres que sepa que eres tan idiota que no te diste cuenta de eso?... No, no tuviste una aventura, quizás eso pasará en el futuro, pero sé que ese Omega siempre está a tu lado, es él quien está siempre contigo, no yo. Nunca fui yo… Yo… Te odio.


— Jinwoo, basta… No fue así, yo…


Han Seo recordó ese momento en su mente, él constantemente usaba los inhibidores para Alfa. Dado que era un Alfa dominante, su feromona era tan fuerte que en ocasiones se salía fácilmente de control cuando se enojaba o emocionaba demasiado. Un efecto secundario de los fármacos era la insensibilidad a la feromona. Si Tae Jun había enterrado ese día su feromona en el momento que lo saludó, momentos antes de la ceremonia, Han Seo no hubiera podido percibirlo. Pero era una locura, ese día claramente recordaba como la fragancia a olivo dulce revoloteaba del cuerpo de Jinwoo. 


Sin embargo, todo era incriminatorio. ¿Podría ser creíble que cometió un error y no revisó la lista de invitados? Nadie más sabía lo que Han Seo conocía respecto a la verdadera personalidad o sentimientos de Tae Jun.


— No tienes porque darme explicaciones… Si no quieres dejarme ir, al menos devuélveme mi teléfono celular.


— Ah… Está bien, no es momento para discutir de todos modos.


Han Seo retrocedió y sostuvo su abrigo, metió la mano en uno de los bolsillos y sacó el teléfono celular de Jinwoo. Después regresó y se lo entregó. Ya lo había revisado y salvo Do Yeon y Han Hyo-ri, solamente Han Seo intercambiaba mensajes y llamadas con él. 


Entonces, no había nada de malo en regresarlo a su dueño original. De todas formas había contratado un especialista para que clonara el teléfono desde hace tiempo. Cualquier situación extraña podría monitorearla con su propio teléfono celular.


— Ahora lárgate, no quiero ver tu cara.


Jinwoo giró su cuerpo para darle la espalda a Han Seo. Han Seom por su parte, escupió un largo y cansado suspiro. Ahora era su turno. Comparado con todo lo que le hizo pasar a Jinwoo, era lo menos que podía esperarse. Pero debía ser paciente, si… Ser paciente. 


***


— Nada, ¿hasta cuándo piensa no contactarme?... Mi madre, Do Yeon, pero ¿por qué aún escribe a Choi Sang?


El secretario Sujin que estaba recogiendo unos documentos del escritorio, lo miró con las cejas distorsionadas.


— ¿De verdad está violando la privacidad de su cónyuge? Cuando mencionó lo del teléfono, ¿no era sólo por un asunto de seguridad?


Han Seo apartó sus ojos del teléfono que sostenía, era el teléfono réplica del que tenía Jinwoo. 


— ¿Es un consejo del secretario o de un espía corporativo?


— Hasta para el espionaje corporativo existen principios,  unos que claramente se está saltando el director general.


— ¿Qué más puedo hacer? Han pasado semanas y parece que me ha borrado de su vida, incluso bloqueó mi contacto,  ¡lo vi yo mismo!


— Director general, retomando el tema importante de hoy...


— ¡Otra vez! ¿Cuántos mensajes son necesarios para considerarse acoso sexual? No por ser hijo del congresista Choi va a poder acosar a Jinwoo.


El secretario Sujin puso sus ojos en blanco cuando Han Seo mencionó la palabra 'acoso' había una extensa línea que dividía un par de mensajes a una clara invasión de la privacidad. 


Choi Sang, era una persona que de la nada apareció y que ahora ocupaba gran parte del tiempo conversando con Jinwoo.  Mientras que él siendo su cónyuge legal no podía ni siquiera mandarle un mensaje, otro Alfa bastardo respondía [Ja, ja, ja].


— Ah...


Con un palpitante dolor de cabeza, Han Seo suspiró profundamente y soltó el teléfono celular. De todos modos, había regresado al punto de inicio. Jinwoo le aplicó una severa ley del hielo durante toda su estancia en el hospital y rechazó toda muestra de afecto de su parte.


Se encontraba en un momento en el que avanzar se volvía tan difícil como transitar por un camino espinoso. Han Seo no quería tomar una decisión apresurada.


Al menos aceptó vivir en un apartamento que Do Yeon había "conseguido", el cual evidentemente era propiedad de Han Seo. También reforzó la seguridad y siempre había personas que lo cuidaban de cerca.


Sin embargo, a pesar de todo eso, Han Seo se sentía ansioso. Esto se debía a que realmente sabía que Kim Juwon estaba intentando hacerle daño.


Incluso en el hospital se reportaron varios intentos de acceso no autorizado al piso reservado para la atención de Jinwoo. Hasta la puerta de emergencias mostró signos de haber sido forzada.


La seguridad adicional fue una buena medida, pero nada sería mejor que dar con el perpetrador. ¿En qué momento se volvió Kim Juwon tan inteligente? Han Seo recordaba que era un Alfa sin la capacidad de pensar más allá de lo evidente. Entonces, ¿quién lo estaba ayudando? Debía ser alguien con el suficiente capital para haber logrado sobornar a los guardias de la prisión. ¿Habría alguien capaz de ir en contra del Grupo Han?


Mientras su mente estaba concentrada en esos pensamientos dispersos, un sonido de vibración, un [Brrrr], salió del celular que hasta hace unos momentos estaba sosteniendo. Era un mensaje que había recibido Jinwoo. Han Seo abrió los ojos con sorpresa; su rostro se tensó y sus labios se fruncieron.


— Ese bastardo… Es todo por hoy. 


El rostro del secretario mirándolo atónito se tensó.


— ¿Va a salir? ¿Quiere que lo acompañe?


Han Seo se colocó la chaqueta de su traje y miró con una expresión severa a su secretario. Después sostuvo el celular frente a su escritorio y salió de la oficina diciendo.


— Tengo que evitar que mi cónyuge cometa una aventura sin estar consciente de ese hecho.


— ¿Volvió a espiar las conversaciones del señor Jinwoo? ¡Director! Ah…


Las palabras que se escucharon a la distancia fueron ignoradas, la mente de Han Seo estaba envuelta en una nube de aire caliente. Choi Sang, ¿cómo fue que su relación se volvió tan cercana en cuestión de días? Han Seo avanzó hasta el subterráneo donde estaba aparcado su automóvil. Una cita para comer, ¿acaso no sabía cuántos reportes existían de Omegas que fueron abusados siendo drogados? Aún así, el hijo de un importante congresista… Daba lo mismo, un Alfa era un Alfa por donde sea que lo viera y Jinwoo… Era su Omega, su cónyuge. 


— ¡Maldita sea!


Sólo sería algo rápido, solo iba con la intención de comprobar la seguridad de Jinwoo. Si, eso era, si no pasaba nada simplemente esperaría hasta que Jinwoo regresara a casa. 


Una hora, fue una hora… Desde que llegó Choi Sang había estado esperando a Jinwoo en el restaurante con una expresión de idiota en su rostro. ¡Estaba molesto! Podría simplemente hacer que fuera arrastrado a un callejón y solucionar el problema. 


Sin embargo, cuando ese pensamiento cruzó por su mente… — Siento haberte hecho esperar. Han Seo escuchó esa voz inconfundible. 


A través del cristal polarizado, su mirada se posó en Jinwoo y pudo ver su rostro. Un nudo en el pecho lo apretó al instante, contrayendo sus entrañas con una furia intensa. Incluso respirar se volvió difícil por unos segundos. Su aspecto era abatido, con los ojos hinchados y cansados. ¿No estaba durmiendo bien? ¿Seguía teniendo pesadillas? Hasta su voz, tan familiar, sonaba distinta. 


La fuerte determinación de irrumpir en ese momento se desvaneció instantáneamente. La culpa le golpeó con todas sus fuerzas y Han Seo se quedó sentado en el auto. Los vio saludar y entrar juntos a la cafetería. Desde su posición, podía ver perfectamente la mesa donde estaban sentados.


Como cónyuge Alfa, no debería haber ningún problema en entrar y recoger a su Omega. Sin embargo, Han Seo no se sentía digno ni siquiera de tocarlo. ¿Cómo podría hacerlo después de haber fallado en protegerlo? Había dejado solo a su amado en un momento peligroso, y esa culpa lo consumía por completo. A pesar de todo, una sensación ardiente e intensa revolvía sus entrañas, superando incluso el peso de la culpa. Sus ojos se estrecharon mientras veía a otro Alfa sonriendo a su Omega, sintiendo un intenso celo que amenazaba con explotar desde lo más profundo de su corazón


Jinwoo era suyo, marcado con la feromona Alfa de Han Seo como su compañero Omega. Pero esa marca significaba poco cuando podía ser borrada. No era más que un símbolo vacío si Jinwoo no le correspondía en su propio cuerpo. Aunque Han Seo había decidido dejar la marca, nunca quiso obligar a Jinwoo a llevarla contra su voluntad.


Pero ahora, lamentaba amargamente no haberlo forzado a aceptarla cuando tuvo la oportunidad. Si lo hubiera hecho, Jinwoo no estaría entregando su cuerpo a otro Alfa en ese momento.


—Otro Alfa...


La sola idea le hacía hervir la sangre.


Un calor intenso se apoderó de él, desde lo más profundo de sus entrañas hasta la punta de sus dedos, y una picazón molesta comenzó a extenderse por su nuca. Era como una bestia rabiosa esperando para atacar a su presa en cualquier momento.


—Pero Jinwoo nunca me traicionaría así...


Él sabía que Jinwoo no era capaz de tener una aventura con otro Alfa. Pero aun así, la ira incontenible crecía dentro de él al ver cómo Choi Sang extendía su brazo hacia el rostro de Jinwoo. Los dolores de cabeza y la comezón en su piel solo aumentaban, acompañados por un ardor que parecía quemar todo su ser... Y también estaba el dolor. Un dolor punzante e insoportable cuando miraba cómo otra persona tocaba lo que era suyo.


Fue el último hilo de su razón.


***


— ¿Cómo está tu cuerpo?


Dijo Choi Sang mientras le extendía el menú de la cafetería a Jinwoo gentilmente.


— Es extraño, estoy bien, pero conciliar el sueño es difícil y concentrarme en mi trabajo también… Pero aún así, creo que el trabajo final es bueno, Do Yeon no parece estar muy satisfecho con el final por eso me gustaría que lo leyeras y me dieras tu opinión.


Jinwoo le extendió un sobre de papel que contenía el manuscrito de su futura obra. Choi Sang lo miró sorprendido. Cuando le ofreció ayuda económica a Jinwoo, jamás se imaginó que él y Oh Minji fueran la misma persona. Se sintió muy avergonzado de pedirle un autógrafo en ese momento, pero después de ese día siempre llevaba consigo una copia de la última obra por si se encontraba con él. 


Su rostro se iluminó cuando Jinwoo le hizo tal petición. 


— ¿Estás seguro? Soy un fanático de Oh Minji, pero no me especialicé en literatura, sino en libretos cinematográficos.


— Oh, bueno… Sólo tienes que decirme si te gustó o no. Pero si estás muy ocupado con tu trabajo, supongo que puedo cambiar el final, lo pensaré.


Cuando Jinwoo estaba por recoger de la mesa el sobre con el manuscrito, Choi Sang colocó su mano sobre el dorso de la mano de Jinwoo y lo miró con unos ojos brillantes. — ¡Lo haré! A cambio, firmé mi libro.


Choi Sang sacó de su maletín uno de los libros de Jinwoo, una primera edición. Ese libro solo tenía unos doscientos ejemplares, fue la primera edición de su primera novela. Entonces, realmente se sorprendió que alguien como Choi Sang, que normalmente no disfrutaba de ese tipo de literatura, lo tuviera. 


— ¿Solamente quieres eso? Ja, ja… Eres raro.


Sintió como su corazón respiraba por unos escasos momentos. Toda la bruma grisácea se vio iluminada por unos momentos gracias a la personalidad brillante de Choi Sang. 


Jinwoo pensó que era de esperarse de una persona que se dedicaba a elaborar guiones y libretos para los estudios de cine y televisión más importantes del mundo. El carisma era una cualidad imprescindible para ello.


— ¿Comenzaste a llorar? Vaya, déjame ayudarte con eso.


Cuando la mano de Choi Sang se extendió hacia su piel, Jinwoo no pudo evitar estremecerse . Su cuerpo se tensó y su corazón comenzó a acelerarse . 'Ese olor... No puede ser... ¿Cómo?' Sus ojos se dirigieron hacia el sonido de la puerta de entrada del café al abrirse de golpe.


Pero se quedó congelado en el lugar, su mente se derritió por la feromona que lo golpeó violentamente . No era una feromona suave o amorosa. Era del tipo que se emitía para dominar, para lastimar. ¿Por qué? ¿Por qué esta persona emitía una feromona tan oscura? -¿Han ... Seo ?.


Jin-Woo se tropezó al pronunciar el nombre de Han Seo. En ese momento, una mano agarró con fuerza la muñeca de Choi Sang y la apretó con violencia. 


-No toques lo que no te pertenece.​



La feromona siguió filtrándose en el cuerpo de Jinwoo con fuerza. Ni siquiera podía respirar correctamente y cada poro de su piel comenzó a calentarse como si un enorme volcán estuviera en erupción.


- ¡Ah !...


Jinwoo jadeó y se inclinó de dolor. Choi Sang, sintiendo el impacto de la violenta feromona Alfa, empujó el cuerpo de Han Seo, pero él se mantuvo firme sobre ambos pies y no se movió.


- ¡¿Qué diablos te pasa?! ¡Le estás haciendo daño ! ¿Te has vuelto loco?.


Choi Sang habló con urgencia, sabiendo que una feromona Alfa no tenía el mismo efecto en otro Alfa que en un Omega... Pero Han Seo ya lo sabía. Sin embargo, la persona parada frente a Jinwoo no era realmente Han Seo en absoluto. 


Los comensales que se encontraban allí comenzaron a asustarse del comportamiento amenazante de los dos hombres, pero nadie podía ponerse de frente a esos dos Alfa. 


— Señor Choi, no me importa que seas el hijo del congresista Choi. Yo soy el cónyuge legal del señor Jinwoo, no me estorbes.


Con una mirada ausente, Han Seo sujetó la mano temblorosa de Jinwoo, en el momento que la jaló para llevarlo fuera de la cafetería, su cuerpo colapsó en el suelo.


— Agh…


Jinwoo jadeó con fuerza, sus ojos apretados en una mezcla de sufrimiento y desesperación. Su cuerpo estaba ardiendo y cada movimiento, incluso el más mínimo, le causaba dolor. Incapaz de controlar su poderoso instinto Omega, exuda feromonas espesas que llenaron el aire a su alrededor. Han Seo, quien sintió el potente aroma Omega, se acercó rápidamente a él y lo levantó en brazos antes de llevarlo a su auto. 


— ¡Detente! ¿No sabes que es peligroso incitar el celo de un Omega? ¡Es como una violación! ¿Eres ese tipo de persona?


La voz de Choi Sang sonaba aguda y entrecortada mientras trataba de sacar a Jinwoo del auto, pero las puertas estaban bloqueadas.


— No puedes hacer esto. Él no está bien… ¿Cuánto daño piensas causarle?


Han Seo evitó la mirada de Choi Sang mientras se dirigía al asiento del conductor y encendía el motor. Sin decir una palabra más, arrancó el auto y comenzó a avanzar por la carretera en dirección desconocida.


— Agh… Me duele… Ah…


El cuerpo que se retorcía a su lado emitía una fuerte cantidad de feromonas, intensificando el dulce y tentador aroma en el aire. Jinwoo podía sentir su propio cuerpo reaccionar a estas innegables señales de un ciclo de apareamiento. Los ojos generalmente fríos e impasibles de Han Seo ahora brillaban con lujuria animal y una necesidad feroz. Cada músculo del cuerpo de Jinwoo estaba envuelto en un calor ardiente que lo consumía, haciéndolo temblar de anticipación por el próximo contacto con su pareja. Fue un momento intenso, sin inhibiciones ni restricciones, donde los instintos primarios tomaron el control total. 


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