— Prometiste protegerme, prometiste que nadie podría lastimarme… ¿Por qué me dejaste solo….?
— ¡Jinwoo!
— ¡Dios mío Jinwoo!
— Jinwoo.
El cuerpo de Jinwoo se colapsó sobre sus manos, irradiando un calor inusualmente intenso que parecía consumirlo por dentro. Han Seo, en un instante de pánico, movió sus brazos con rapidez, tratando de evitar que su amante se estrellara contra el suelo, como si cada segundo cuente en una lucha desesperada por salvarlo.
— Jin…woo.
Cuando la cabeza de Jinwoo finalmente se apoyó en su pecho, un aroma metálico, penetrante y oscuro, le picó la nariz, llenando a Han Seo de una inquietante confusión y miedo. ¿Qué había sucedido? La mancha roja, que se extendía desde la base de la cabeza de Jinwoo y se deslizaba por su nuca, impregnó la tela de su camisa, como un recordatorio cruel de la fragilidad de la vida. Una ola de pánico y desasosiego invadió a Han Seo, mientras su mente intentaba procesar la aterradora realidad de lo que estaba ocurriendo.
Un traqueteo resonó desde atrás, rompiendo el tenso silencio y provocando que los invitados se volvieran hacia la escena, sus rostros reflejando una mezcla de confusión y temor. La incertidumbre se apoderó del ambiente, como si cada uno de ellos estuviera atrapado en un torbellino de preguntas sin respuesta. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Era seguro acercarse? En medio de la multitud inquieta, una figura se destacó, avanzando rápidamente hacia Han Seo, como si fuera la única que se atrevía a desafiar el miedo que envolvía a todos. La tensión en el aire era palpable, y cada mirada estaba cargada de ansiedad, esperando que la situación se aclarara, pero temiendo lo que podría revelarse.
Fue Choi Sang.
— ¡Jinwoo! ¡Jinwoo! Tienes que llevarlo a un hospital.
— ¡Han Seo, reacciona! ¡Muévete! ¡Maldita sea!
Han Hyo-ri gritó mientras sujetaba su teléfono y marcaba el número de emergencia.
— Envíen una ambulancia al hotel XXX, ahora.
Choi Sang, con un gesto decidido pero tembloroso, se quitó la chaqueta de su traje y la colocó cuidadosamente debajo de la nuca de Jinwoo, presionando con fuerza para detener el torrente de sangre que manaba sin piedad. La escena era un caos de desesperación y miedo, donde cada segundo contaba y la vida de Jinwoo pendía de un hilo.
De repente, la mano de Han Seo lo empujó hacia atrás con una fuerza inesperada, como si un instinto primario lo guiase a proteger lo que quedaba de su amigo.
—¡No lo toques! —gritó, su voz resonando con una mezcla de angustia y furia, como si cada palabra fuera un grito de guerra contra la inminente tragedia que se desplegaba ante ellos. La tensión en el aire se volvió palpable, y el tiempo pareció detenerse en ese instante crítico.
El cuerpo de Choi Sang se tambaleó ligeramente hacia atrás. Mirando las acciones de un Alfa queriendo tocar a su Omega, Han Seo sintió como un extraño calor se concentraba y comenzaba a fluir rápidamente hacia sus extremidades.
— Señor Han Seo, no descargues tu frustración con la persona equivocada. No es el momento adecuado, su cónyuge está herido. ¿Ve la situación y no puede actuar racionalmente?
— Aléjate.
La feromona Alfa dominante comenzó a presionar a Choi Sang, quien miraba atónito a Han Seo.
— ¡Han Seo! ¿Jinwoo? ¿Qué le sucedió? ¿Han llamado a una ambulancia?
Fue Tae Jun quien apareció entre los dos Alfa, con una expresión de preocupación, avanzó hacía Jinwoo y sosteniendo la chaqueta que estaba en el suelo, reanudó las acciones que Choi Sang había empezado.
— Tae… ¿Qué haces aquí?
— Ah, es increíble… Tú me invitaste. Llegó una invitación, pero charlaremos después. ¿Por qué no llega la ambulancia? Jinwoo no luce nada bien.
— ...
La expresión en el rostro de Han Seo se endureció. El cuerpo de Jinwoo temblaba inconsciente en sus brazos.
— Yo lo llevaré.
— ¿Estás loco? Una persona herida no puede ser tratada imprudentemente, debes de esperar a los médicos.
— Te ayudaré, iré a buscar el auto. No es por ti, es por Jinwoo.
Han Seo observó la expresión de Choi Sang, un rostro que le resultaba familiar y extraño al mismo tiempo. Sabía, en lo más profundo de su ser, quién era esa persona. Cuando Jinwoo le preguntó si podía invitar a alguien, su mente se había dirigido automáticamente hacia la idea de que sería su jefe de edición, una figura profesional y distante.
Sin embargo, para su sorpresa, el nombre que salió de los labios de Jinwoo fue el de Choi Sang. El segundo hijo de la familia Choi, un Alfa, y el mejor amigo de Jinwoo durante sus años universitarios. Al escuchar esto, Han Seo sintió cómo una sombra oscura se cernía sobre su corazón, torciendo su expresión en un gesto de desasosiego. Esa conexión, tan íntima y significativa, lo llenó de una tristeza abrumadora, pues en su vida pasada, nada sobre Choi Sang había dejado huella. Era como si esa parte de la historia de Jinwoo estuviera completamente borrada de su memoria.
Repasó una y otra vez la información que recordaba, buscando desesperadamente un hilo que lo uniera a esa realidad. Definitivamente… sí, había algo… en su diario. Un fragmento olvidado que se deslizaba entre sus pensamientos como un eco lejano.
Jinwoo había mencionado que Choi Sang estuvo a su lado durante un incidente en su juventud. Pero, extrañamente, Han Seo no podía recordar nada más que eso. La pregunta lo atormentaba: ¿hubo realmente un incidente así en su vida pasada? ¿Por qué su mente se negaba a recordarlo? Con cada intento de recordar, sentía su pecho oprimido, como si los recuerdos que una vez consideró inquebrantables, estuviese empezando a desvanecerse, dejándolo atrapado en un mar de incertidumbre y melancolía. La tristeza lo envolvía, y la sensación de pérdida se hacía cada vez más intensa, como si estuviera perdiendo no solo los recuerdos, sino también una parte de sí mismo.
Era como si una gran niebla estuviera obstruyendo una parte importante de su mente.
— Vamos, Señor Han Seo.
— ¡No! Tienen que esperar la ambulancia, es peligroso para él. Es un Omega recesivo, entonces. Su cuerpo es aún más frágil.
En ese momento, cuando la palabra 'recesivo' cruzó por sus oídos y golpeó su cerebro. Han Seo miró con una expresión endurecida a la persona que expresó esas palabras.
— Ve, ve por el auto y llévalo a la salida de emergencia. Iré con Jinwoo.
— De acuerdo.
Mientras Han Yeon y Han Hyo-ri estaban controlando a los invitados ansiosos, Han Seo sostuvo el cuerpo de Jinwoo con firmeza y avanzó.
— ¡Han Seo, Espera! Iré contigo.
— No, agradezco que estés aquí. Esta era una ceremonia en la que no estaba considerado Tae Jun. Expresaré mis disculpas apropiadamente en otro momento, así que retírate.
— ...
Han Seo se giró y avanzó hacía la salida de emergencia.
— Maldito bastardo.
***
El olor a desinfectante y a medicamentos picaba en su nariz, sentía como si su cabeza hubiera sido sacudida por una mezcladora de cocina y su cerebro estuviera licuado.
Su mente estaba embriagada de una sensación de somnolencia, no deseaba abrir sus ojos, una sensación de pesadez envolvía sus párpados.
Su cuerpo se sentía cómodo y había una agradable sensación de calor que lo estaba envolviendo.
No necesitaba despertar.
De todas formas, nadie lo estaba esperando.
No quería pensar en nada en ese momento, su mente que se sentía presionada por la información que había recibido estaba exhausta, ojalá hubiera podido deshacerse de todos esos recuerdos. Vivía feliz sin ellos. Pero ahora que estaban allí…
Fue solitario.
La razón por la que en ese momento no se arrepintió y renunció a Han Seo fue porque ya no estaba solo en un mundo que le había dado la espalda.
Su familia lo había vendido, después lo había abandonado. Su cónyuge lo señaló con el dedo y después se dio la vuelta ignorando su presencia.
En aquel tiempo, Jinwoo se convenció de que podría vivir así, alejado del sufrimiento que la violencia física de su padre y su Hyung le había infligido. La idea de poder escribir y habitar una habitación sin ser una carga para nadie le ofrecía un consuelo que nunca había conocido.
Estaba bien, incluso mejor de lo que había imaginado. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, comprendió que el dolor que anidaba en su corazón era fruto de su propia codicia. Las palabras suaves que le habían susurrado al oído en el pasado y la calidez del abrazo que recibió cuando el ciclo de Rut de Han Seo llegó, despertaron un rincón olvidado en su alma, uno que ahora se sentía sediento de afecto y conexión.
Incluso ese día, la melancolía lo envolvía.
Cuando, por primera vez, Han Seo volvió su mirada hacia ese rincón solitario donde él se encontraba, Jinwoo sintió una oleada de desesperación. Era como si, tras una cena ordinaria en un restaurante común, el tiempo se detuviera en el instante en que Han Seo le dijo: —espera aquí un momento, antes de entrar en una tienda departamental.
Los momentos se alargaron, y cuando finalmente salió, cargando una pequeña bolsa de papel, el corazón de Jinwoo latía con una mezcla de esperanza y temor. Al extenderle la bolsa, Jinwoo miró con ojos desorbitados en su interior, donde encontró una bufanda cuidadosamente doblada. En ese simple gesto, la tristeza y la alegría se entrelazaron, Haciéndole recordar que incluso en la soledad, había destellos de calidez que podían iluminar su mundo sombrío, aunque solo fuera por un instante.
— ¿Esto es…?
— Parece que tienes frío.
Jinwoo sacó la bufanda y las grandes manos de Han Seo tomaron la tela cálida que fue envuelta en su cuello.
— ¿Mejor?
— Mucho mejor, gracias.
— Sigamos entonces.
Su mano fue envuelta por las grandes manos de Han Seo y esa sensación fue directo a su corazón sediento, dándole agua vital.
Jinwoo enterró su rostro en la bufanda cuando sintió que sus lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.
¿Qué fue diferente? ¿En qué se equivocó?
Después de pasar el ciclo de Rut de Han Seo, Jinwoo pensó que podrían ser una verdadera pareja, las palabras de amor susurradas suavemente le hicieron a su corazón sentirse vivo.
Pero un día.
— ¿Cariño? ¿Por qué me llamas así?
— ...
Han Seo no lo recordó; las cariñosas palabras que una vez habían llenado su corazón se desvanecieron, dejando solo densas espinas que se clavaban con fuerza en su pecho, mostrando ante él, la fragilidad de lo que había perdido.
Poco después, la convivencia se tornó más distante, como si un abismo se hubiera abierto entre ellos. Han Seo se iba antes de que Jinwoo despertara, y regresaba a casa muy tarde en la noche, dejando a Jinwoo atrapado en un silencio que pesaba como una losa sobre su alma.
Una noche, simplemente no regresó.
Jinwoo miró la pantalla de su teléfono celular, repleta de mensajes sin responder, cada uno, un eco de su creciente desolación. Ni siquiera le había dicho que se marchaba. La tristeza lo invadió al pensar que, tal vez, Han Seo nunca había sido una persona que pudiera hablar sobre sus sentimientos. Si no se lo había dicho, debía haber una razón detrás de su silencio.
Esa razón apareció poco después, como una sombra que se cernía sobre su corazón, intensificando la tristeza que ya lo consumía. La soledad se convirtió en su compañera, y cada día que pasaba sin noticias de Han Seo se sentía como un recordatorio cruel de lo que una vez había sido, un amor que se desvanecía en la bruma de la indiferencia.
— ¿Qué es esto?
Varias fotografías llegaron desde un número desconocido, y Jinwoo, paralizado, no se tomó ni un instante para buscar al remitente. Su mirada se quedó atrapada en la imagen de Han Seo sonriendo, caminando al lado de otro hombre. Ese hombre, con una familiaridad inquietante, era el Omega que había estado en su boda, el mismo que había dejado su marca en el ramillete de flores de su americana aquel día.
La feromona sexual que emanaba de la escena era inconfundible, y aunque Jinwoo intentaba aferrarse a la confianza en su cónyuge, una sombra de duda se cernía sobre él. ¿Era esa la razón por la que Han Seo no le había dicho que se iba de viaje de negocios? Su corazón se contrajo con un dolor punzante, como si cada latido le recordara la traición que se insinuaba en su mente.
¿Cómo podría darle la noticia después de eso? La imagen de un Omega aferrándose a un Alfa por el bien de un niño lo atormentaba, llenándolo de una tristeza abrumadora. La traición se sentía como un eco en su pecho, resonando con cada pensamiento que pasaba por su mente.
Pero como si enterarse de la aventura no fuera suficiente, la vida, en su cruel ironía, le demostró que no estaba destinado a experimentar ni un solo momento de paz. Su padre y su hermano fueron llevados a un consejo de ética por robar dinero de la compañía de Han Seo, y Jinwoo, atónito, no podía creer lo que estaba sucediendo. La desilusión se apoderó de él, como si cada pilar de su mundo se estuviera desmoronando, dejándolo atrapado en un torbellino de dolor y confusión.
Ese día, Jinwoo casi experimentó un aborto espontáneo, un evento que lo dejó al borde del abismo emocional. Con esfuerzo, llegó por su propio pie al hospital, buscando atención de urgencia, pero en medio de su angustia, no pudo responder a la llamada de Han Seo. La soledad lo envolvía, y el silencio de su celular se convirtió en un eco doloroso que resonaba en su corazón.
Jinwoo estuvo tres días hospitalizado, y durante ese tiempo, su celular permaneció mudo, como un recordatorio cruel de su aislamiento. La tristeza lo consumía, cada minuto se sentía como una eternidad, y la ausencia de Han Seo se hacía más pesada con cada latido.
— ¿Jinwoo? —la voz de la madre de Han Seo rompió el silencio, y él levantó la vista, sintiendo una mezcla de sorpresa y desconsuelo.
— Señora Han, ¿qué está haciendo aquí? —preguntó, su voz temblando, como si cada palabra estuviera impregnada de su dolor.
— Oh, bebé. ¿Qué te sucedió? —Su preocupación era palpable, pero para Jinwoo, cada palabra era un recordatorio de su fragilidad.
— Yo… —las palabras se atascaron en su garganta, incapaces de salir, mientras la realidad de su situación lo abrumaba.
Cuando vio a la madre de Han Seo entrar en la habitación del hospital, Jinwoo simplemente colapsó. Los sentimientos que había reprimido durante tanto tiempo estallaron como un globo, inundándolo con una tristeza que lo ahogaba.
— Cielos, cariño. No fue tu culpa, nosotros ya sabíamos que eran malas personas. Jinwoo no fue responsable —las palabras de consuelo de la señora Han resonaron en su mente, pero no podían borrar el dolor que sentía. La culpa y la tristeza se entrelazan en su corazón, y la sensación de haber estado tan cerca de perderlo todo lo dejó devastado, atrapado en un mar de emociones que parecía no tener fin.
— Aún así, el Sr. Han Seo…
— ...
Unos suaves y delicados brazos envolvieron el cuerpo de Jinwoo, fue un abrazo diferente a cualquier otro, llevaba tanto afecto que fue reconfortante y de inmediato su cuerpo se sintió extrañamente aliviado.
— Jinwoo, escucha cariño. Han Seo… Fue nuestro error, lo presionamos demasiado Jinwoo tampoco es culpable de eso, intentamos llenarlo de momentos alegres, jamás vio nuestros problemas quizás eso también fue un error… Aún así, ¿no planeas decirle? Merece saber que Jinwoo lleva a su bebé en su estómago.
Jinwoo miró la expresión en ese rostro, las finas arrugas se tensaban sobre la piel rosada, las delicadas cejas estaban arrugadas y su barbilla tensada. Había un verdadero sentimiento de preocupación.
— No… Estoy agradecido con usted por ayudarme con el tratamiento, pero… Han Seo cree que soy estéril. Si llego ahora diciéndole que tengo a su hijo en mi cuerpo…
— Lo entenderá, es testarudo, pero si no te hubiera amado no se habría casado contigo, él no hace algo que no quiera.
Jinwoo pensó en esa palabra. “Amor” por esa palabra era incapaz de decirle lo de las fotos a la señora Han Hyo-ri, al final ella era la madre de Han Seo.
Nadie pondría a otra persona sobre su hijo. Menos a alguien como él. Pero si se negaba, ¿usarían un abogado para quitarle a su bebé? Jinwoo se puso ansioso ante ese pensamiento.
— De acuerdo… Le diré, pero solo cuando sepa que el bebé está bien.
— Ah, Han Seo estará muy feliz. Por supuesto, Jinwoo puede decirle cuando esté completamente seguro. Siempre contarás con mi ayuda y sin importar lo que suceda, estaré para ti.
Jinwoo fue dado de alta y fue Han Hyo-ri quien estuvo a su lado y lo llevó a casa.
Jinwoo pensó una y otra vez cómo podría decirle a Han Seo respecto a su bebé. Buscó en su mente las palabras más adecuadas y aquellas no pudieran generar un malentendido. ¿Él estará feliz? ¿Qué pasa si el niño no nace saludable? ¿Sería maltratado?
— No, no. Jamás sucederá algo así.
Jinwoo acarició su estómago, tenía mucho miedo de que ese bebé tuviera que vivir una vida como la suya. No, no, Jinwoo estaría allí para protegerlo. Era su deber y su más grande anhelo. Esa pequeñita existencia, era suya.
'Mi bebé'.
Por él podría aferrarse a la vida, por él podría ir contra cualquier corriente por muy feroz que fuera. Podría hacerlo todo por su hijo.
Las imágenes no se detuvieron pero a diferencia de antes que le acusaban un profundo dolor, ahora simplemente las ignoraba. Eran insignificantes, la sensación de revoloteo en su estómago era fascinante y podía borrar cualquier mal recuerdo en un instante.
¿Era su pequeño granito de frijol dándole ánimos a mamá?
Pensó que era así.
***
Pero no todo puede ser felicidad.
Los momentos de felicidad venían acompañados de un precio muy alto.
'Un día lo sabrás, pero cuando suceda yo no estaré aquí. Seré feliz y cuidaré a mi hijo sin necesidad de un Alfa'.
'No me arrepiento'.
Después de firmar el acuerdo de divorcio, Jinwoo se aferró a la esperanza de que finalmente podría dedicarse a su bebé, sin embargo, nunca imaginó la cruel venganza que Han Seo desataría sobre él.
— Dado que el cónyuge Omega presentó una solicitud para el divorcio, deberá cumplir con una compensación para el cónyuge Alfa —anunció la voz fría y distante del abogado, como si estuviera dictando una sentencia.
— ¿Qué, qué? Debe haber un error, seguí todo lo que me dijeron los abogados del señor Han Seo —respondió Jinwoo, su voz temblando, incapaz de procesar la brutalidad de la situación.
— La solicitud la presentó Kim Jinwoo. Entonces esta cifra deberá ser cubierta o, de lo contrario, se le presentará ante un tribunal —la respuesta fue implacable, como un golpe que lo dejó sin aliento.
Jinwoo miró la papeleta amarilla, sus ojos se agrandaron al contar los ceros que parecían multiplicarse ante él. Si pagaba toda esa cantidad, se quedaría prácticamente sin nada, despojado de todo lo que había construido.
— ¿Qué pasa si el Omega está embarazado? —preguntó, aferrándose a un hilo de esperanza.
— Puede seguir el embarazo, pero la custodia del niño quedará en manos del cónyuge si es Alfa o Beta. En caso de ser Omega, pasará a servicios civiles hasta que termine la sanción —la respuesta fue como un puñetazo en el estómago, despojando su mente de cualquier ilusión de protección.
'Si no hago esto… Me quitarán a mi bebé'.
— No, pagaré, lo haré, lo haré de inmediato —su voz se quebró, pero la determinación se encendió en su interior, impulsada por el amor que sentía por su hijo.
En medio de la tormenta de emociones, fue Do Geon quien llegó a su mente, la única persona que siempre había estado a su lado, brindándole apoyo incondicional.
— Descuida, esta cantidad ahora se ve enorme, pero para Oh Minji no representará nada en el futuro. Tú y tu bebé… Tendrán una buena vida en el futuro —las palabras de Do Geon resonaron en su mente, pero la crueldad de la situación lo envolvía, dejándolo con una sensación de desamparo y desesperación. La injusticia de lo que estaba viviendo lo golpeaba con cada latido, y la tristeza se mezclaba con la rabia, mientras se preparaba para enfrentar un futuro incierto, marcado por la traición y el dolor.
— ...
'¿Me hizo esto para que pagara lo que mi padre y Hyung robaron? Nunca toqué nada, nunca pedí nada, nunca quise molestarte… ¿Por qué? Si me hubieras dejado explicarte… Podría haberte dicho que ese resultado era falso, que realmente soy dominante… ¿Por qué?'
— ¿Eres tú de nuevo? —la voz de su hermano mayor resonó con una mezcla de desprecio y rabia.
— ¿Hyung…? —Jinwoo apenas podía articular, sintiendo cómo el miedo se apoderaba de él.
— ¡No, espera! No me lastimes, ¡Estoy embarazado! —gritó, cubriendo su estómago con todas sus fuerzas, como si eso pudiera protegerlo del golpe inminente. La mirada de su hermano, teñida de sangre y furia, parecía devorarlo, y la feromona Alfa que emanaba de él era tan espesa y agria que le provocaba ganas de vomitar, sofocando su respiración en medio de su propia angustia.
— Tú… Maldita perra Omega… ¿De qué sirve un hijo bastardo? ¡Lo arruinaste todo! —las palabras de su hermano eran como cuchillos, hiriéndolo más allá de lo físico.
[¡Zap!]
Una bofetada impactó en su rostro, el golpe fue tan fuerte que sintió como la piel de su mejilla interior reventó, un dolor agudo que se mezcló con la humillación.
— Cof, cof —, tratando de recuperar el aliento mientras la realidad se desdibuja a su alrededor.
Su cuerpo fue sujetado con fuerza, y lo arrastraron sin que pudiera hacer nada para evitarlo. La desesperación lo invadió, y el terror se apoderó de su mente.
— Escucha, vas a darme dinero. También necesito que compres unos pasajes de avión. Si haces o dices algo que no debas, tú y este bastardo se mueren, ¿entendiste? Si intentas huir, será lo mismo. Sé dónde estás y siempre puedo encontrarte —las palabras de su hermano eran veneno, y cada amenaza resonaba en su cabeza como un eco aterrador.
El cuerpo de Jinwoo tembló, horrorizado por la idea de que su hermano quisiera matar a su bebé. ¿Por qué dañar a alguien que era completamente inocente? La injusticia de la situación lo consumía.
— Espera… Yo… Yo… —las palabras se desvanecieron en su garganta, incapaces de salir.
De repente, su cuerpo se sintió muy pesado, como si una losa de desesperanza lo aplastara.
Sus párpados se cerraron a la fuerza, y sus piernas perdieron la energía que las mantenía de pie. Todo se oscureció, y en ese instante, la oscuridad se tragó sus pensamientos, llevándose consigo cualquier rayo de esperanza que pudiera haber quedado.
— ¿Eh…? ¡Hey…! —escuchó una voz distante, pero la realidad se desvanecía, y luego, todo se volvió negro. La última imagen que tuvo fue la de su hermano, una figura amenazante, y la angustia se convirtió en un abismo del que no podía escapar.
Despertó unas horas después, Jinwoo estaba tirado en un callejón, su celular al igual que sus pertenecías le fueron robados.
Fue el frío en su cuerpo lo que lo obligó a ponerse de pie y caminar mientras soportaba un espasmo intenso en su estómago.
En medio de la oscura y solitaria noche, Jinwoo se encontraba perdido en un lugar desconocido. Sus pasos eran vacilantes y su cuerpo tembloroso debido al frío que lo envolvía. Con una mano sostenía su estómago adolorido, mientras que con la otra intentaba abrir la puerta de vidrio templado de una estación de policías cercana. El sonido de sus jadeos resonó en el silencioso ambiente antes de que finalmente lograra entrar a través de la puerta pesada y cerrada
— Señor… ¡Señor!
Su cuerpo no resistió más y colapsó de nuevo.
— Aguante, por favor…. Señor.
Tres días después, con el sol filtrándose a través de las persianas de la habitación, abrió sus ojos y se encontró en una clínica de beneficencia.
El olor a desinfectante llenaba sus fosas nasales mientras miraba alrededor de la habitación. Había otras siete personas acostadas en camas cercanas, algunas dormitando y otras leyendo revistas viejas.
El blanco impoluto de las paredes y los muebles contrastaba con la monotonía del hospital comunitario donde había sido trasladado por la policía. No tenía identificación ni pertenencias que pudieran ayudar a identificarlo, así que había sido relegado a este humilde lugar. El sonido incesante de máquinas médicas zumbando en el fondo creaba una atmósfera agobiante y desconcertante.
Tan pronto como despertó, su primera necesidad fue sentir a su frijol en su estómago. “Ah...” suspiró aliviado cuando sintió su pequeño bulto lleno de calidez.
— Vaya, has despertado. Estábamos muy preocupados.
Jinwoo fue atendido por buenas personas. Sin embargo, el diagnóstico fue desalentador.
— No tuvimos manera de contactar a tu guardián, eso fue peligroso. Tu cuerpo necesita tener contacto con la feromona del padre Alfa, de lo contrario tendrás severas complicaciones.
— Ah… Yo… No tengo un compañero Alfa.
La expresión en los ojos de la joven doctora se endureció. Miró la tableta y nuevamente a Jinwoo. Después cerró la cortina con sus manos y se acercó a él.
— Sí tu embarazo es por una violación, puedo ayudarte. Es ilegal aún, pero si no quieres tener al bebé…
Los ojos de Jinwoo se abrieron con sorpresa. Era un Omega que llegó solamente pidiendo ayuda a una estación de policía con un golpe en el rostro…
Lo normal era pensar así.
— No, yo solo… Quiero a mi bebé, pero no quiero tener contacto con un Alfa… Yo… Lo haré bien.
La joven que lo miraba suspiró aliviada.
— Ah, eso es bueno. Entonces, puedes tener feromona Alfa artificial, pero eso es costoso, no hay medicamentos así gratuitos.
— Si haces una prescripción, puedo comprarlos.
— Bien, eso está bien, ¿hay algún familiar a quien pueda contactar por ti?
— No, solo soy yo y mi bebé.
La doctora lo miró con una expresión incómoda. Luego hizo varias anotaciones en la tablilla que sujetaba y después miró a Jinwoo con una sonrisa.
— Está bien, puedes descansar aquí esta noche, mañana podrás irte.
— Gracias.
***
[¡Oh por Dios! Jinwoo estaba muy preocupada. ¿Estás bien?]
— Oh, si. Señora Han, lamento todas las molestias.
[Dime dónde puedo verlo. Ah, Yo… Lo siento, Han Seo, esa tontería del divorcio. Lo lamento mucho. Hablaré con él.]
— No, no quiero que tengan una discusión por mi culpa.
[Aún así, Jinwoo. Deseo verte. ¿Has comido bien? ¿Necesitas algo? Ah, lo lamento tanto.]
— Estoy bien, apenas estoy mudándome, cuando terminé le enviaré la dirección.
[¿No has estado haciendo algo imprudente, cierto? En tu condición, es indispensable que te cuides.]
— Gracias, Señora Han.
Fue su última conversación.
Realmente era una persona amable. ¿Cómo podría arrastrarla de esa forma? La culpa y el miedo se entrelazan en el corazón de Jinwoo, creando un nudo que parecía imposible de deshacer. Tenía mucho miedo de encontrarse con Kim Juwon, una sombra que lo acechaba constantemente. Encontró un pequeño cuarto de alquiler, un refugio temporal, y con la ayuda de Do Yeon, consiguió un nuevo número de teléfono. Sin embargo, cada noche, la misma pesadilla lo atormentaba: la imagen de Kim Juwon abriendo la puerta de ese pequeño apartamento y dirigiéndose directamente a aplastar su abultado estómago.
Cuando despertaba, el sudor empapaba su piel, y un frío helado le recorría la espalda. La sensación de vulnerabilidad lo envolvía, y la ansiedad se convertía en un compañero constante. Instaló tres cerraduras adicionales en la puerta, como si eso pudiera ofrecerle alguna protección, y dormía sujetando un pequeño frasco de gas pimienta, un símbolo de su desesperación y su deseo de estar a salvo. Pero eventualmente, tenía que salir. Las consultas semanales en el departamento de salud Omega eran ineludibles, y cada paso hacia la puerta era un recordatorio de su fragilidad.
Su cuerpo no dejaba de temblar, y su cuenta bancaria quedó prácticamente vacía después de haber pagado la compensación por el divorcio. Cada won se volvía crucial, ya que la medicina era costosa y su salud dependía de ello. La presión se acumulaba, y la ansiedad lo consumía.
Do Yeon le había dicho que el nuevo contrato iba a tener mejores condiciones y que recibiría un aumento por los premios que Oh Minji había ganado. Sin embargo, esas palabras de aliento no lograban calmar la tormenta que rugía en su interior. La incertidumbre lo mantenía despierto por las noches, y la ansiedad no disminuía en absoluto. Ni siquiera fue capaz de responder a las llamadas o mensajes de la madre de Han Seo, temiendo que si Kim Juwon estaba detrás de él, podría amenazar a Han Hyo-ri o, peor aún, lastimarla.
Jinwoo sacudió su cabeza de lado a lado, intentando despejar sus pensamientos, pero la realidad lo aplastaba. La lucha interna entre el deseo de proteger a su bebé y el miedo a lo que podría suceder lo dejaba exhausto.
La vida se había convertido en un laberinto de emociones, y cada día era una batalla por encontrar un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que lo rodeaba.
Fue cuando las medicinas se terminaron que estuvo obligado a regresar a la clínica.
'Todo está bien, todo está bien' una y otra vez se repetía las mismas palabras. Jinwoo camino un paso a la vez hasta llegar a la clínica comunitaria.
La persona que lo atendió fue la misma joven.
— Has regresado, vamos a ver al pequeño frijol.
— Si.
Jinwoo se sintió nervioso, era un procedimiento de rutina, pero cada vez que iba al seguimiento una pequeña alegría picaba en su corazón. Era fascinante ver a una pequeña lenteja crecer y crecer. Definitivamente, ya no era “una semilla” sino un “frijol” incluso su corazón podía verse latir por medio del aparato de ultrasonido.
— Se ve saludable, ¿Has tenido problemas con las náuseas matutinas?
— Ah, sí, pero es tolerable.
— Tu peso es bajo, tienes que comer o de lo contrario tendré que hacer una solicitud para hidratación intravenosa.
— Oww, lo haré bien, lo haré bien.
— De acuerdo, aquí tienes la prescripción y cuídate mucho. Nos veremos en unas semanas.
— Gracias.
Jinwoo sostuvo la hoja y se colocó el abrigo antes de salir. Sus manos acariciaban su estómago repetidamente mientras caminaba. 'Todo salió bien'. Después de pasar por un restaurante de Jjinmandu (empanadas) local, Jinwoo se detuvo en una pastelería. Compró pastelillos de fresa y moras.
Después caminó por el parque. Como era invierno los jardines estaban cubiertos de una hermosa nieve blanca, era tan blanca que sus ojos simplemente no podían dejar de mirar.
'Copito de nieve' pensó, como 'frijol' ya había crecido no podía decir diciéndole frijol, podría sentirse triste. Entonces, 'copito de nieve' era bonito.
— Copito de nieve, cenaremos pastelillos, cuando mamá tenga el nuevo contrato nos iremos a un apartamento más grande y te daré mucha comida.
[Brrrrr, Brrrrr.]
El teléfono en su bolsillo comenzó a emitir un ligero zumbido.
Jinwoo sacó el teléfono celular y miró la pantalla de notificaciones.
[Jinwoo, ha pasado un tiempo. ¡Tengo buenas noticias! ¿Podría verte hoy? ¿Qué te parece vernos en Seokchon?]
El remitente parecía ser Do Yeon, pero el número era distinto. ¿Había cambiado su número de teléfono recientemente? Pocas personas tenían su ficha de contacto. Mejor dicho, solo dos personas sabían de ese número.
Entonces Jinwoo se animó y se dirigió a la estación del metro para ir al lago Seokchon.
Cuando llegó los colores rojizos del atardecer ya comenzaban a iluminar el blanco paisaje. La temperatura bajaba gradualmente y las personas se estaban alejando poco a poco.
Era extraño que Do Jeon le pidiera que se encontrarán allí cuando le decía que se cuidara y que no estuviera en el exterior mucho tiempo. Debía ser algo importante.
Esperó y esperó.
Llamó al teléfono celular del que recibió el mensaje pero la voz mecánica se repitió una y otra vez.
Jinwoo caminó por el sendero del lago, un lugar que solía ser su refugio, donde la tranquilidad lo envolvía. Las luces de la luna iluminaban de forma hermosa el agua cristalina, y las farolas emitían una luz suave que creaba un ambiente casi mágico. Sin embargo, en medio de esa serenidad, una sensación de inquietud comenzó a crecer en su interior.
De repente, un olor familiar lo golpeó con fuerza: feromona a rosas. Su corazón se aceleró, y un escalofrío recorrió su espalda. Esa persona estaba muy cerca.
— Han Seo solo merece tener a mi hijo —murmuraron, pero las palabras se sintieron vacías, como si el peso de la situación lo aplastara.
La sensación que siguió fue inesperada. Un ligero, pero fuerte empujón lo tomó por sorpresa, y antes de que pudiera girar su rostro para ver quién estaba detrás de él, su cuerpo fue lanzado hacia adelante. El mundo a su alrededor se desvaneció en un instante.
El agua comenzó a humedecer su ropa, y la fría sensación lo envolvió, erizando su piel. Las gotas se colaban por cada fibra de tela, como pequeñas agujas afiladas que penetraban su ser, enviando escalofríos por todo su cuerpo. La luz de la luna se desvanecía a medida que su cuerpo se hundía lentamente en las profundidades del lago, y la desesperación se apoderaba de él.
El aire que antes era cálido y acogedor se extinguió, dejando un vacío en sus pulmones que lo llenó de pánico. La lucha por respirar se convirtió en un tormento, y la sensación de hundirse en la oscuridad lo envolvía, como si el agua reclamara su vida. En ese momento, el miedo y la impotencia lo consumieron, y la lucha por salir a la superficie se convirtió en una batalla desesperada contra la desesperación. La realidad se desdibuja, y en medio de la angustia, solo podía pensar en su hijo, en lo que podría perder, mientras el frío lo abrazaba con fuerza.
Fue como una eternidad, pero solo estuvo allí por noventa segundos. Intentó respirar como en la superficie, sin embargo, su boca se llenó de agua fría y cristalina, provocando una tos violenta y desesperada mientras luchaba por salir a la superficie. Pero allí abajo, rodeado por el líquido gélido, no había aire para respirar. Una sensación de quemazón se expandió cuando el agua invadió sus vías respiratorias, quemando su nariz, garganta y pulmones con cada bocanada inexistente de oxígeno.
Luego, algo extraño comenzó a ocurrir. En lugar de sentir pánico y agonía, una extraña calma se apoderó de él. La falta de oxígeno comenzó a nublar sus sentidos y su mente empezó a divagar hacia un estado casi onírico.
Finalmente, su corazón frenético comenzó a calmarse, reduciendo poco a poco sus latidos hasta ser apenas un murmullo en lo profundo de su pecho. Sus pulmones, tan inflados como globos, comenzaron a ceder bajo la presión y sintió cada tejido de su cuerpo desgarrándose. Era como si el agua helada estuviera atravesando su torrente sanguíneo, enfriando hasta lo más profundo de su ser.
Su mente quedó en blanco, no pudo reaccionar. Fue como si el agua reemplazara su sangre. Lo que más dolor le provocó fue el hecho de que ni siquiera copo de nieve pudiera salvarse.
'Copo de nieve'.
'Copo de nieve'.
'Lo siento, lo siento tanto... Yo realmente quería abrazarte... No me odies, te amo, te amo, te amo'.
***
— Copito de nieve...
Fueron las palabras que salieron de su boca.
Han Seo estaba a su lado.
— Jinwoo…
Inclinó su cuerpo y las yemas de sus dedos limpiaron las suaves lágrimas que se deslizaban de sus ojos cerrados.
— ¿Qué te pasó? Jinwoo.
Han Seo barrió su rostro con sus manos intentando calmar su creciente ansiedad. Había mandado a investigar lo ocurrido. Sin embargo, una de las cintas de seguridad había desaparecido.
— ¡Cof, cof, cof!
— No, no de nuevo, ¡Jinwoo! Tranquilo, calma.
Desde que llegó al hospital inconsistente Jinwoo fue atendido por el personal de urgencias. Mientras su cuerpo estaba siendo tratado por una conmoción cerebral. Lo que lo golpeó había ocasionado una lesión cerebral traumática.
Pero eso no fue todo, como si hubiera regresado a ese momento, donde pasó la última noche con Jinwoo en el hospital, Jinwoo comenzó a tener síntomas extraños.
Dificultad para respirar, fiebre, piel fría y desvanecimiento. Los médicos diagnosticaron un daño pulmonar por exposición al frío de forma prolongada.
— Ni siquiera es invierno, maldita sea.
Además.
[Se ha confirmado que Kim Juwon escapó de prisión durante un traslado.]
— ¿Cómo es que no estaba enterado de eso? Esos bastardos quieren lastimar a Jinwoo, ¿por qué no lo informaron en el segundo que eso sucedió?
[Había algo inusual en la solicitud de traslado del expresidente Kim, pero he hablado con el fiscal y no habrá manera que puedan trasladarlo a no ser que esté muerto.]
— Haz la limpieza adecuadamente y busca a quien lo agredió.
[Sí, jefe.]
Kim Juwon había escapado de prisión unos días antes de la ceremonia. Era absurdo, toda la familia Kim había quedado en bancarrota, las cuentas fueron bloqueadas por el gobierno y la familia restante había huido al extranjero.
— ¿Quién fue?
La feromona Alfa impregnada en su pequeño cuerpo ese día, era claro que era un tipo de feromona hostil. ¿Cómo entró ese bastardo allí? Siempre había seguridad y el acceso de los invitados fue estricto.
¿Entonces cómo sucedió todo esto?
— No me toques…
— Jinwoo, yo…
— ¿Se disculpará de nuevo? Cuando el señor Han Seo lo haya hecho, ¿qué cambiará de todas formas?
— Aún así no puedes irte, tu cuerpo…
Con un suspiro tembloroso y un leve parpadeo, Jinwoo despertó. Sin embargo, su mirada ya no irradiaba el mismo brillo que solía tener, como si se hubiera desvanecido sin dejar rastro alguno.
La simple idea de tocarlo era aterradora para Han Seo. Se sentía frágil, como si cualquier movimiento en falso pudiera hacerlo desmoronarse por completo. Pero la realidad era que ya estaba roto, destrozado por dentro y fuera, y Han Seo no podía evitar sentirse culpable. Culpable por haber puesto a Jinwoo en peligro y no poder hacer nada para protegerlo. Un hilo de odio hacia sí mismo se tejió en su corazón mientras lo observaba en silencio, preguntándose cómo podía arreglar esta situación.
— No puedes irte, aún hay tratamiento por hacer.
— Me tiraré del piso más alto si no me dejas ir.
— Te amarraré a tu cama si es necesario.
— Me ahorcaré con la soga.
— Ah, Jinwoo… ¿Podemos conversar únicamente esta vez? Por favor.
— ¿Tienes idea de las veces que le pedí a Han Seo lo mismo? ¿Por qué yo debo soportar tus acciones?
Han Seo apretó los puños. Jinwoo lo observó y recordó todo. Los recuerdos inundaron su mente, provocando una oleada de emociones a través de su cuerpo. ¿Cómo podía enfrentar las consecuencias de sus acciones con tanta calma? El aire se volvió denso e incómodo entre los dos hombres, cada uno sujetando su arma en silencio, pero con una intensidad palpable.
— Jinwoo… Yo, lo lamento.
— Entonces déjame ir, si lamentas tanto haberme jodido, no aparezcas de nuevo en mi vida.
— No puedo hacer eso.
— ¿Por qué?
— Porque te amo, amo a Jinwoo.
— ...
Los ojos de Jinwoo revolotean mientras su expresión se distorsiona. Pero Han Seo no dudó y expresó esas palabras sinceras una y otra vez. Sin embargo, la cuchilla era demasiado filosa.
— ¿De qué me sirve un amor así? El amor del que hablas, no lo quiero.
— Ah, Jinwoo…
— Déjame ir o si quieres matarme… Entonces hazlo pronto, ya he sufrido bastante.
La mirada nostálgica de Jinwoo se posó en el vacío, su mente viajando a un tiempo en el que su hijo estaba presente, llenando su vida de alegría y esperanza. Un suspiro profundo escapó de sus labios, y su mano se deslizó suavemente sobre su estómago, recordando cómo solía estar lleno de inquietas mariposas, un símbolo de la felicidad que sentía cuando su familia estaba completa. Esa sensación de plenitud ahora parecía un eco lejano, ahogado por la tristeza y la pérdida.
La realidad lo golpeó con fuerza, como un mal sueño del que no podía despertar. La ausencia de su hijo era un vacío que lo consumía, y cada día se sentía más atrapado en un laberinto de dolor y añoranza. La culpa lo envolvía, y la tristeza se convertía en una compañera constante, recordándole lo que había perdido y lo que nunca podría recuperar.
Han Seo, a su lado, no pudo evitar tragar saliva al ver el dolor que emanaba de cada movimiento de Jinwoo. La angustia en su rostro era palpable, y el sufrimiento que llevaba dentro era un peso que parecía aplastarlo. La conexión entre ellos era intensa, pero también estaba marcada por la tristeza de lo que había sido y lo que nunca volvería a ser.
El pasado siempre acechaba detrás de ellos, como una sombra que se negaba a desvanecerse. Era un recordatorio constante de lo que no podía ser recuperado ni perdonado. Jinwoo sabía que, aunque intentaran dejarlo atrás, nunca podrían borrarlo completamente. Cada recuerdo, cada rayo de felicidad que una vez compartieron, se había convertido en un recordatorio de la fragilidad de la vida y de cómo, en un instante, todo podía desmoronarse. La lucha por seguir adelante se sentía interminable, y el dolor de la pérdida lo mantenía atrapado en un ciclo de nostalgia y tristeza, anhelando un futuro que parecía cada vez más inalcanzable.
— Lo siento… Por nuestro hijo, yo… Fue mi culpa…
Los ojos de Jinwoo se abrieron de par en par ante esas palabras y miraron directo a Han Seo.
— ¿Lo sabías…? ¿Cómo… tú…?
Han Seo se hundió en la silla a los pies de la cama del hospital, sintiendo el peso y la gravedad de sus sentimientos mientras miraba al hombre que amaba postrado en la cama. Quería desesperadamente tomar su mano temblorosa y darle consuelo, pero sabía que no podía hacerlo. Cada vez que Jinwoo hacía un movimiento o un sonido, Han Seo sentía un pellizco en el corazón, preocupado por su bienestar. Miró fijamente a sus manos temblando sobre las sábanas blancas, deseando poder ofrecerle algún tipo de apoyo o alivio en medio de esta crisis.
— Me enteré por accidente, no pude encontrarte y cuando supe en qué hospital estabas… Bueno, yo….
— ¿Hospital? ¿Me fuiste a ver a un hospital?
— ¿No lo re…?
Las palabras de Han Seo se detuvieron y su boca se cerró ante esos recuerdos.
Cuando él encontró a Jinwoo su condición de salud estaba tan deteriorada que había entrado en un coma inducido por el dolor que no podía controlarse.
Sí sacaba de nuevo esos recuerdos… Quizás podrían tener un efecto negativo en él…
— ¿Fue la señora Han?
— ¿Mi madre sabía de nuestro bebé…?
Han Seo se enteró de algo sorprendente, su madre, la persona que organizó la ceremonia para Jinwoo y su hijo… Lo sabía. ¿Cómo era posible? Había sido él quien le dijo y en ese momento se derrumbó como si estuviera sorprendida.
— ... No, ella mantuvo su palabra y no me dijo nada sobre nuestro hijo, ¿por qué no me lo dijiste? Jinwoo… Yo…
— ¿Qué hubiera cambiado?
— ¿Cómo dices?
— Tuviste una aventura, nunca me volteaste a ver, mi familia robó a tu familia y como dijiste antes, yo te mentí. Cuando quise decírtelo me entregaste los papeles del divorcio, me hiciste pagarte con todo lo que tenía o tus abogados me quitarían al bebé, ¿por qué me buscaste si tenías a otro Omega?
— ¿De qué estás hablando? Jinwoo.
— No quiero verte, estoy cansado.
— No, no, Jinwoo. Por favor, explícame. ¿A qué te refieres con una aventura?
— ...
Jinwoo giró su cuerpo sobre la cama del hospital. Sus manos sujetaron la manta y se tapó con ella. No necesitaba darle ese tipo de explicaciones a Han Seo.
Ese Omega, el mismo Omega estaba allí, a su lado. Sin importar cuánto se esforzará, Han Seo siempre miraría hacia otro lugar.
***
No supo en qué momento había perdido el conocimiento, fue una sensación que le quitaba el aire acompañada de una opresión en su cuello.
— Ugh… Due… le…
'¿Pensaste que podrías correr y esconderte?'
La voz fue muy clara, pudo sentir ese tono familiar que le helaba la sangre y hacía que todo su cuerpo terminara paralizado por el miedo.
¿Cómo llegó Kim Juwon allí? ¿Cómo pasó a Han Seo? … ¿Acaso Han Seo lo había abandonado de nuevo?
Jinwoo se retorció intentando soltar la mano que asfixiaba su cuello. Pero la fuerza de un Alfa no podría ser superada por un Omega.
'Te mataré, no sirves, no eres de ninguna utilidad… Tú, un ser más que obsoleto que no puede ni siquiera cuidar a un bastardo en su estómago'.
— Alé…jate.
Jinwoo sacudió su cuerpo con fiereza, la aguja intravenosa salió de su cuerpo cuando el dorso de su mano golpeó contra el barandal de la cama del hospital, pero curiosamente no sintió dolor. De hecho, ni siquiera se percató de eso al principio.
Fue en el momento que sintió algo caliente deslizarse por su mano fría que instintivamente lo supo.
'¡Quédate quieto, maldita sea!'
Moviendo sus piernas desesperadamente, un rayo iluminó la habitación. Al mismo tiempo, se escuchó un fuerte estruendo del exterior. Jinwoo aprovechó esa oportunidad y pateó con todas sus fuerzas el abdomen de Kim Juwon.
Cuando estuvo libre “Cof, cof, cof” tosió violentamente intentando recuperar sus sentidos aturdidos por la medicación y la falta de aire.
Sin pensarlo dos veces corrió golpeando su cuerpo contra paredes y muebles que no pudo ver por su visión borrosa. Aún así siguió corriendo desesperadamente.
La voz que llamaba su nombre entre el estruendo de los rayos y truenos impactando en el exterior le provocó escalofríos.
'Ja, ja, ja. Jinwoo… Jinwoo. ¿Crees que puedes huir?'
La voz sonaba tan cerca que podía sentir el aliento caliente en sus oídos.
— ¡No! ¡Aléjate!
'¡Han Seo! ¡Han Seo! ¿Dónde… Dónde?'
Las lágrimas que corrían por sus mejillas eran arrastradas por el fuerte viento, que soplaba congelando cualquier rastro de calor o vida. Con cada respiración, Jinwoo sentía cómo sus pulmones se llenaban con el frío punzante que amenazaba con paralizar todo su cuerpo. Pero eso no lo detuvo. Con todas las fuerzas que le quedaban, empujó la puerta de emergencia, luchando contra la resistencia del metal y el peso del desespero en su corazón. Sus manos temblorosas y entumecidas se aferraron a la manija, una vez más, con determinación inquebrantable.
La voz hacía tanto eco que no podía saber de dónde venía. 'No puede venir de arriba, solo tengo que esconderme, si, eso es esconderme hasta que Han Seo llegue' Con su cuerpo ardiendo de calor por el terror que lo consumía. Jinwoo corrió por las escaleras descalzo. La sensación de frío dejó de sentirse después de un rato.
Los truenos eran como fuertes rugidos de una bestia que había llegado para devorarlo.
— ¡Aléjate! ¡Por favor! ¡No!
Jinwoo, con la sensación de que Kim Juwon estaba respirando pesadamente en su nuca, perdió el equilibrio y cayó por las escaleras. Sintió cómo su cuerpo golpeaba y se estrellaba contra los escalones, pero el dolor no se hizo presente de inmediato. Mirando hacia la oscuridad que parecía tragárselo por completo, se levantó temblorosamente.
Gotas de sudor frío se deslizaban por su cuello mientras un escalofrío recorría su espalda. Su cuerpo parecía estar ardiendo por dentro, a pesar del aire frío de la noche. Incluso su corazón latía furiosamente, como un tambor fuera de control, y su respiración era agitada e irregular.
De hecho, ni siquiera podía asegurarse de que realmente estuviera respirando. Pero eso no importaba en ese momento. Jinwoo simplemente corrió.
El agua de lluvia que se filtraba a través del techo y empapaba las escaleras superiores mojaba sus pies desnudos con cada paso. Era como si el cielo mismo estuviera llorando junto con él mientras huía de sus miedos más profundos.
'Si no corres voy a atraparte'.
— ¡No! ¡No!
Con manos temblorosas, Jinwoo llegó hasta la puerta de metal que daba a la azotea. Si lograba salir, nadie podría encontrarlo y estaría a salvo. Con un esfuerzo sobrehumano, empujó la pesada puerta y se encontró con la brisa fría y húmeda de la tormenta, golpeando su cuerpo sin piedad.
La puerta se cerró de golpe detrás de él y el mecanismo automático hizo clic, bloqueando por completo la cerradura y asegurando su escape. El viento soplaba cada vez más fuerte, agitando su cabello y haciendo que sus ropas se pegaran a su cuerpo empapado.
Pero no importaba, sabía que Kim Juwon no lo seguiría hasta allí. Sin embargo, una sensación ominosa invadió su espalda, como si alguien o algo lo estuviera siguiendo. No tuvo el coraje de girar su rostro para mirar, pero podía sentir una presencia oscura y amenazante detrás de él. Una ráfaga caliente sopló en su cuello, enviando escalofríos por todo su cuerpo.
'¿Por qué no estás corriendo? Lo estás haciendo muy fácil hermano'.
— ¿Tú…? ¿Cómo…?
Jinwoo no pudo moverse, sus ojos estaban desesperados buscando una salida, si, una salida. Pero estaba atrapado. No había ningún lugar a donde pudiera ir.
Estruendo.
El trueno que iluminó el cielo oscuro le dio una escasa oportunidad. Jinwoo lo vio, con sus ojos llenos de lágrimas, su salida… Su tan ansiada salida…
— No, puedo escapar… Puedo hacerlo.
'Si, puedes hacerlo. Jinwoo es bueno siendo un cobarde, ¡Vamos! ¡Hazlo! O te voy a atrapar'.
Jinwoo se sobresaltó al sentir una presencia acechando desde atrás. Un fuerte estallido resonó en sus oídos, haciéndolo correr con todas sus fuerzas hacia la salida más cercana. Cada paso parecía pesar toneladas, pero su instinto de supervivencia lo impulsaba a seguir adelante. El aire era denso y cargado, como si supiera que algo malo estaba a punto de suceder.
— ¡Jinwoo!
Los pasos de su huida eran rápidos y frenéticos, impulsados por una urgencia incontrolable. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras corría sin rumbo fijo. Debía escapar, alejarse de todo lo familiar y apegado. Pero sobre todo, debía protegerlo. ¿A quién? Se detuvo un momento, llevando sus manos temblorosas a su abdomen, como si pudiera encontrar la respuesta allí. Sus dedos se aferraron a la tela de su camisa como si fuera un salvavidas en medio del océano tumultuoso de sus emociones.
— ¡No está! ¡No está!
Un agudo dolor atravesó su pecho en ese momento, cuando la realidad se hizo presente con una fuerza devastadora. El ser más preciado de su vida, su pequeño bebé, ya no estaba en este mundo. Una sensación de vacío y desesperación la invadió ante la pérdida de su frágil e inmaculado tesoro que había sido arrancado de sus brazos demasiado pronto.
— ¡Ahhhhhhhh!
Todo quedó en silencio en ese momento.
Solo un pensamiento ocupó su mente en ese instante.
Salir, escapar, ponerle fin a todo eso.
[¡Kraakaboom!]
— ¡Kim Jinwoo!
Unos brazos musculosos lo rodearon con firmeza, lo levantaron del suelo y lo arrojaron en el aire antes de caer juntos al suelo. El impacto de sus cuerpos contra la tierra firme resonó en el silencio de la noche. Los músculos tensos y sudorosos se apretaban uno contra el otro mientras luchaban por recuperar el aliento en medio de la oscuridad.
— No, oh… No, suéltame, déjame ir, déjame ir… Yo… No hice nada…
— ¡Jinwoo!
Su cuerpo se convulsionó violentamente mientras repetía las mismas palabras.
— ¡Déjame ir! Hyung, Hyung, suéltame, suéltame.
— ¡Jinwoo, Jinwoo! Soy yo, soy yo, Shhh. Tranquilo, no pasa nada, shh, estoy aquí.
Las fuertes ráfagas de viento y la lluvia azotaban el cuerpo de Jinwoo, sacudiendo con violencia mientras intentaba mantenerse en pie. Han Seo lo envolvió en brazos protectores y lo llevó a la bodega cercana para resguardarse. Una vez dentro, Han Seo abrazó con fuerza al cuerpo helado de Jinwoo, tratando de protegerlo del frío y tembloroso por el choque térmico. El sonido del agua golpeando el techo era ensordecedor, pero allí, en los brazos de Han Seo, Jinwoo se sentía protegido y seguro.
[¡Sniff!¡Sniff!]
Jinwoo estalló en llanto mientras se aferraba a Han Seo que lo abrazaba con fuerza.
— ¡Lo perdí! ¡Lo perdí!
Han Seo abrazó a un desolado Jinwoo, sin poder encontrar palabras para consolarlo.
— Shhh, estoy aquí… Shhhh.
— ¡No! ¡Tú no estabas! ¡Me quitaste todo! ¡Todo!
— Ah, ha, ha, ah.
Conforme pasó el tiempo su pecho comenzó a sentirse frío y un dolor agudo lo golpeó en el pecho.
— ¡Mi hijo…! ¡Mi bebé! Lo perdí… Cof, cof, cof.
Un violento espasmo estalló y su cuerpo comenzó a sacudirse mientras intentaba contener la violenta tos que lo atacó.
— ¡Jinwoo!
Mientras lo miraba, Han Seo pudo ver como sus manos se comenzaban a teñir de pequeñas manchas rojizas.
'Oh, no'.
Su mente regresó a la realidad y rápidamente sostuvo el cuerpo de Jinwoo y lo llevó dentro del hospital de nuevo.
Solo se había ausentado de la habitación por unos minutos. ¿Qué diablos pasó en ese tiempo? Cuando regresó todo el interior era un desastre, como si se hubiera llevado a cabo una alarmante pelea, y tanto la cama como el suelo tenían manchas de sangre.
Fueron esas manchas las que condujeron a Han Seo hasta Jinwoo. Pensó lo peor cuando se percató que el camino de sangre se dirigía hasta la azotea, en ese instante su corazón, su respiración, todo se detuvo y solo pensó en correr lo más rápido que su cuerpo se lo permitió.
Cuando llegó sus ojos no podían creerlo, Jinwoo estaba a punto de saltar desde la azotea.
Fueron fracciones de segundo cuando lo vio a lo lejos y cuando miró su cuerpo entre sus brazos.
— ¡¿Lo encontraste?!
— Sí, llama a los doctores. Estaba teniendo un ataque de tos. Ah, ¡Jinwoo! Cariño, ¿puedes escucharme?
Han Seo sostuvo el cuerpo de Jinwoo que de un momento a otro se volvió lánguido y flojo.
Nuevamente estaba inconsciente.
— ¡No te quedes allí parado, su cuerpo está empapado!
Ante las palabras de Han Hyo-ri, Han Seo llevó a Jinwoo a la regadera. Inspeccionó su cuerpo para encontrar el origen de la sangre que vio por los pasillos del hospital.
— Ah, menos mal, solo tiene lastimada su mano.
Han Seo envolvió el cuerpo de Jinwoo en una bata de baño y lo llevó a la cama del hospital nuevamente.
— ¡Traigan unas mantas! ¡Deprisa!
Cuando Han Seo dejó el cuerpo tembloroso de Jinwoo en la cama, sus manos se aferraron a la tela de su camisa.
— Hyung… No…
— Shhh, Jinwoo nadie va a hacerte daño, estoy contigo.
Han Seo habló dulces palabras al oído de Jinwoo que no dejaba de llorar inconsistente.
— ¿Qué diablos pasó? ¿No se supone que lo estabas cuidando?
Han Seo se apartó mientras los doctores atendían sus heridas y conectaron de nuevo la intravenosa y el medidor de signos vitales.
— No fueron más de cinco minutos… Yo… Ah, estuvo a punto de hacer una locura… ¿Qué debo de hacer?
Han Seo se frotó el rostro con sus manos y jadeo furioso.
— ¿Qué debes hacer? ¿No confirmaste que había sido atacado? ¿Por qué tienes dudas? Dejas que alguien venga y lastime lo que es importante para ti, no es nuestro estilo estar a la defensiva. Golpealos hasta hacerlos polvo, nadie puede meterse con nosotros porque somos poderosos, entonces. ¿Por qué tienes miedo?
Las palabras de su madre eran verdad.
Pero Han Seo no entendía porque no podía ir directo.
— Madre, yo… herí a Jinwoo en el pasado. Por mi culpa… Él perdió al bebé que estaba esperando y yo… Lo dejé solo, no estuve a su lado en ese momento. Ah, no quiero equivocarme de nuevo.
Los ojos de su madre se abrieron de par en par ante esa confesión inesperada. Ella sabía que eso de un amor a primera vista era absurdo. Entonces, ¿Jinwoo ya era pareja de su hijo?
— ¿Qué has dicho? ¿Un bebé?
[Zap.]
Una bofetada impactó el rostro de Han Seo. Él no se movió, realmente merecía algo más que una bofetada afectiva.
— Eres un idiota… Tú…. ¿Por qué…? Un niño… Oh Dios mío. ¿Por qué nos lo ocultaste?
— Porque soy un cobarde y mis acciones siempre terminan lastimando a Jinwoo… Pensé que si evadía el tema no le haría recordar momentos difíciles, pero estaba equivocado.
— Sí, estás equivocado. Algo así nunca se olvida en primer lugar. ¿Pensabas que cuando un Omega pierde un bebé puede fingir que no ha pasado nada? Algo así puede hacerlos perder la vida, ¿por qué lo dejaste solo si lo amas tanto?
— Porque no sabía lo que era realmente importante para mi… Hasta que lo perdí, por eso… Fue por eso que supliqué por una segunda oportunidad y aún así lo único que he hecho ha sido lastimarlo, mira como está ahora.
Tanto él como su madre giraron sus rostros hacia Jinwoo. Un rostro pálido, sin rastro de vitalidad, ojos hundidos y marcados con unos profundos surcos grisáceos y un cuerpo arruinado.
— Lo estoy llevando a la muerte, madre… No sé qué hacer.
Han Seo cubrió su rostro con sus manos y sintió cómo su corazón se derrumbaba. La imagen de Jinwoo mirando al abismo desde la azotea del edificio... Si hubiera llegado un segundo después, solo un segundo… Ni siquiera se atrevía a pensarlo.
— ¿De qué estás hablando? No es como si hubiera muerto, protégelo. Cielos, es como si no estuviera hablando con un Alfa, si quieres estar a su lado, borra cualquier amenaza y ayúdale a sanar, estar así no es bueno para ti, mucho menos para él, ¿al menos sabe sobre la marca?
No, Han Seo no le había dicho sobre la marca que impuso en él. ¿Cómo podría decirle después de que sus recuerdos habían llegado de esa manera tan inesperada? Si lo rechazaba, podría pensar que la marca solo era una excusa para hacerlo sentir culpable de algo que fue accidental y retenerlo a la fuerza.
Pero si eso pudiera hacer que estuviera a su lado, Han Seo estaba dispuesto a ser un desvergonzado.
De todos modos, no dejaría a Jinwoo alejarse de su lado.
Un golpe dolía menos que esté capítulo 😭...